Hoy recordé una historia muy especial que escuché hace muchos años y quiero compartirla contigo:
 
“Había una vez un hombre que clamó a Dios pidiéndole que le permitiera servirle, que deseaba hacer lo que Él le pidiera. Entonces Dios le respondió diciéndole: ¿vez esa roca? Y él respondió: Sí la veo, ansioso preguntó ¿Qué deseas que haga con ella? –Ve y empújala.
 
El hombre estaba contento de que Dios le había dado una labor. La piedra era enorme, el hombre con gusto comenzó a empujarla con todas sus fuerzas, paraba exclusivamente para comer y dormir, descansaba lo suficiente como para reponer fuerzas y seguir empujando. Pasó haciendo esta labor muchos días. Empujaba y empujaba y empujaba…
 
Habían pasado ya años y el hombre seguia empujando la piedra; aquel hombre empezó a sentirse frustrado y muy cansado, llevaba mucho tiempo empujando y no se había movido ni un milímetro. Viendo la frustración, el dolor y agotamiento de aquel hombre Satanas se quizo aprovechar y le dijo:
 
¿No te das cuenta que tu trabajo es inútil? ¿Cuánto llevas empujando esa roca, y sigue en el mismo lugar? no la has podido mover.
 
El hombre trataba de ignorarlo, sentía que sus esfuerzos eran en vano, pero deseaba hacer lo que Dios le había pedido y día tras día salía a hacer su labor, empujar la piedra.
 
Hasta que un día, el hombre ya cansado, enojado, frustrado, triste y desanimado, decidió que sólo empujaría la piedra una vez al día, para cumplir con su comisión, nada más. Pero antes de hacerlo, quiso orar nuevamente a Dios, y, llorando le preguntó:
 
¿Qué estoy haciendo mal? ¿En qué he fallado? ¿Por qué no puedo mover la piedra ni un milímetro?
 
Entonces Dios, con una voz tranquilizadora le dijo: ¿Recuerdas qué fue lo que yo te pedí?
Y el hombre respondió: Sí, empujar la piedra. “Así es” –respondió Dios- “yo solo te dije que la empujaras nunca mencioné que la movieras, ¿no es verdad?
 
Ahora mírate: Recuerdas que cuando comenzaste eras débil, estabas muy delgado. Pero ahora tienes músculos, tus brazos son fuertes, tu espalda está firme, y tus manos tienen callos por tanto esfuerzo. Has aprendido lo que es la obediencia, el aguante y la fe. Ahora estás listo para otra asignación, así es que YO MOVERÉ LA PIEDRA”
 
Hay momentos en la vida que son muy difíciles y crees que has estado perdiendo el tiempo, que el problema que estás viviendo está deteniendo tu vida y no te permite avanzar, pero hoy te digo que no dejes de empujar. No es en vano, no saldrás igual, serás una persona diferente, no has perdido el tiempo y seguramente que has aprendido muchísimo. Solo confía y espera en el Señor que la piedra la va a mover en su momento, mientras tu sigue ejercitando tu fe.
        
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28
 
 Escrito por Nina Gutiérrez para www.conectadosconcristo.com