«Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes.»
(Filipenses 4:9 NVI)

Empezar a hacer ejercicio es un proceso doloroso, implica dejar tanta comida ‘chatarra’ y empezar a comer saludablemente, resistir el fastidioso y a veces asqueroso sudor producto del ejercicio, porque de ésta manera es que se queman calorías, y el terrible dolor muscular del día siguiente que en algunas ocasiones ni te dejan reír por el dolor en las abdominales.

Y aunque no lo creas este tema del ejercicio nos ha llenado de pensamientos muy positivos que nos hacen reflexionar de nuestra relación con Dios.

Nos ejercitamos para moldear y tonificar nuestros músculos y para esto  necesitamos disciplina, constancia y motivación; lo mismo pasa con Dios, eso es lo que implica ser moldeados por él.

Dejamos de comer alimentos que nos engordan y los reemplazamos por aquellos que nos mantienen en el peso ideal,  de la misma forma sucede cuando empezamos a ser moldeados, porque dentro de éste proceso, nuestros pensamientos y actos son transformados de malos a buenos y nuestra dieta espiritual se llena de mejor manera.

Y el amigable dolor durante días, es casi lo mismo en nuestra área espiritual; un pecado que cometíamos con recurrencia e incluso el más mínimo de nuestros comportamientos en contra de la voluntad de Dios, va a empezar a dolernos y a pesarnos. Y la razón es que nuestro espíritu y nuestra humanidad consciente que odia fallarle a Dios, dura varios días.

Que agradable y especial es que en medio de tu cotidianidad puedas encontrar aquellos mensajes que Dios tiene para darte. Dios habla claro y muchas veces es a través de tu propia vida.  Jesús, nos hizo libres por eso hoy queremos invitarlos a que empecemos nuestro ejercicio físico y a la par nuestro ejercicio espiritual.

Escrito por Gonzo y Geral para www.conectadosconcristo.com