Cada mañana es un nuevo día que tienes tú y que tengo yo, es un despertar a unas nuevas oportunidades, nuevas decisiones, nuevos retos y nuevas expectativas que podemos llevar día a día. Cuando deseamos llegar a una meta o a un objetivo, este despertar de cada día hace la diferencia, pues evaluamos lo que necesitamos hacer para poder alcanzarlo, algunos responden mirando el retrovisor para reprochar lo que ven que quedó atrás, debo confesar que yo he sido una de esas.

Hay un error que cometemos muchos, yo soy la primera en cometerlo, creemos que aun seguimos siendo lo que éramos antes, limitando el poder que hay en nosotros para avanzar y deteniendo nuestro verdadero potencial del presente, por estar mirando las limitaciones de nuestro pasado. Deseamos tener una vida mejor, pero nos quedamos mirando el retrovisor impidiendo que caminemos correctamente en nuestro presente. Cargamos con todo lo que teníamos en el pasado que se había eliminado, sacado e incluso habían sido superados, pero sin querer lo seguimos cargando.

“22En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”. (Efesios 4:22-24) Nos acostumbramos tanto a la vieja vida que se nos hace difícil dejarlo atrás y ver las cosas de una manera diferente.

¿Alguna vez has tratado de manejar y mirar todo el tiempo el retrovisor, sin despegar la mirada por un segundo? Debo decir que lo intente y me fue imposible. pues la mayoría del tiempo se me exigía mirar al frente, muy poco miraba el retrovisor mientras corría por la autopista, sabía que el camino era largo y no vendría ninguna curva, pero no podía mantener la mirada en el retrovisor, me generaba una desconfianza, sentía que tenía que mirar al frente y ver el camino. Me pregunté ¿por qué aun sigo mirando el pasado? ¿Cómo es posible mirar atrás y a la vez seguir adelante? eso me hace ciega, pues no estoy mirando lo que tengo al frente. Y me pregunté ¿Qué es lo que no me permite mirar al frente y me hace creer que lo estoy haciendo? ¿Es mi falta de fe?

Dios nos ha dado la fe para creer, no viene de nosotros “Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” Efesios 2:8-9 Las experiencias fuertes que hemos vivido en el pasado nos han causado dolor, eso que sentimos por lo que quedó atrás hace que mires el retrovisor y mires los detalles para no experimentar nuevamente lo mismo, pero resulta que si tienes que mirar el retrovisor eso significa que avanzaste, eso quiere decir que creciste, así que no es necesario quedarte mirando el retrovisor para evitar ese dolor, suéltalo, pues ya pasaste por allí y seguro que la sabiduría que sacaste de allí te ayudara a tomar el camino correcto sin necesidad de estar mirando y seguir vestido con lo viejo. Dios ha dicho que todo lo ha hecho nuevo.

De esto podemos estar seguros porque lo que Cristo hizo en la cruz, mi pasado no es mi futuro y con Cristo en mí, todo es posible, no hay nada ni nadie que pueda parar, todo lo hace nuevo, es una nueva etapa y una nueva vida, me uno a estas palabras del apóstol Pablo “Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús” Filipense 1:6 NVI.

Mira atrás para recordar de donde Dios te sacó, pero no te quedes en el pasado.

Escrito por Nina Gutiérrez para www.conectadosconcristo.com