“Y de repente me di cuenta cómo el sonido solo había sido ruido, y los años inminentes se habían ido. De repente me di cuenta que un final siempre había y muy feliz que digamos no se veía. Absorto recapacité preguntándome qué había hecho todo este tiempo y si había huella indeleble o era incierto”

Indudablemente muchos nos hemos preguntado cuál es el legado que le dejaremos a este mundo una vez partamos y si no lo has hecho estaría bien que lo hicieras. Al punto al que quiero llegar con este artículo es a que reflexionemos de cómo estamos viviendo nuestras vidas, si estamos siendo efectivos o la malgastamos. En otras palabras, muchos creemos que viviremos 500 años, que seremos eternamente jóvenes y lo usamos como excusa para no emprender los sueños que Dios ha puesto en nuestros corazones. Debemos darnos cuenta que nuestro tiempo es limitado y hoy mismo podríamos hacer un cálculo aproximado de cuánto nos queda de vida y así conocer el tiempo que tenemos para desarrollarnos y alcanzar la voluntad de Dios.

Hace un par de años me encontraba en mi casa pasando por una crisis. Recién casado, sin empleo, viviendo bajo el techo de mis suegros y con un oscuro panorama me comencé a preguntar qué estaba haciendo y cómo iba a dejar un legado bajo esas circunstancias. Me di cuenta que debía actuar y salir a buscar mis sueños, pero no fue nada fácil. Entendí que hasta ese momento había vivido mi vida como si creyera que tuviera 500 años por delante. Sentí a Dios decirme: -solo tienes 80 o 90 años sobre la tierra, tiempo suficiente para que hagas muchas cosas, pero no lo malgastes como si tuvieras más.

¡Hoy tengo para decirte lo mismo: no vivas 500 años! Sé consciente que tu tiempo es limitado y hay un propósito con tu vida. Me sorprende ver la pasividad de tantos jóvenes, con tantos miedos, que parecen inertes frente a todo lo que pasa afuera, sin anhelos de alcanzar algo nuevo cada día o superarse más y más. No vivas mal gastando tu tiempo pues no regresará. Lo que gastes en vicios, en ocio nunca más volverá y si perderás oportunidades de alcanzar sueños. Tu sabes muy bien lo que Dios ha puesto en tu corazón, cree y avanza. Deja de creer que Él hará todo por ti, Él es un caballero, es un papá que quiere verte crecer, tomar tus propias decisiones e invertir de la mejor manera tu tiempo.

Me impactó hace un tiempo un párrafo de Og Mandino en su libro estrella “El mejor vendedor del mundo” y te la voy a dejar a continuación para que medites y sientas que Dios necesita que te muevas, te superes y avances:

“Viviré este día como si fuese el último de mi vida.
Evitaré aquello que mata el tiempo.
A la indecisión, la destruiré con la acción. A las dudas con la fe. Al temor con la confianza.
Coquetear con la ociosidad equivale a robar, y yo no soy ladrón.
Viviré este día como si fuese el último de mi vida.
Los deberes de hoy los cumpliré hoy, acariciaré a mis hijos, abrazaré a mi mujer y la besaré diariamente. Mañana ya no estarán, ni yo tampoco.”

¡Bendiciones emprendedor!

Escrito por David Andrés Rincón para www.conectadosconcristo.com