TEXTO BÍBLICO

Salmos 108 (NVI)

Cántico. Salmo de David.

108 Firme está, oh Dios, mi corazón;
¡voy a cantarte salmos, gloria mía!
2 ¡Despierten, arpa y lira!
¡Haré despertar al nuevo día!
3 Te alabaré, Señor, entre los pueblos;
te cantaré salmos entre las naciones.
4 Pues tu amor es tan grande que rebasa los cielos;
¡tu verdad llega hasta el firmamento!
5 Tú, oh Dios, estás sobre los cielos,
y tu gloria cubre toda la tierra.
6 Líbranos con tu diestra, respóndeme
para que tu pueblo amado quede a salvo.

7 Dios ha dicho en su santuario:
«Triunfante repartiré a Siquén,
y dividiré el valle de Sucot.
8 Mío es Galaad, mío es Manasés;
Efraín es mi yelmo y Judá mi cetro.
9 En Moab me lavo las manos,
sobre Edom arrojo mi sandalia;
sobre Filistea lanzo gritos de triunfo».

10 ¿Quién me llevará a la ciudad fortificada?
¿Quién me mostrará el camino a Edom?
11 ¿No es Dios quien nos ha rechazado?
¡Ya no sales, oh Dios, con nuestros ejércitos!
12 Bríndanos tu ayuda contra el enemigo,
pues de nada sirve la ayuda humana.
13 Con Dios obtendremos la victoria;
¡él pisoteará a nuestros enemigos!

REFLEXIÓN

Nuestra victoria está en Dios

La primera reacción que tenemos cuando nos vemos involucrados en una situación comprometedora, es preocuparnos y buscar soluciones en un lado y en otro o huir cobardemente de las consecuencias de lo que nosotros mismos hemos causado; olvidando que nuestra victoria está en Dios, sin importar las circunstancias que estemos enfrentando.

Lo que debe diferenciarnos como cristianos, es la manera como abordamos éste tipo de situaciones; nuestra reacción, puede dirigir los pasos de un no creyente hacia Dios o apartarlo para siempre. Cuando tenemos claro, quién libra la batalla por nosotros, quiénes somos y para dónde vamos; nuestra fe y nuestra alabanza permanecen intactas, porque sabemos que es Dios, quien no escatima esfuerzos por nuestro bienestar, pero también, moldea nuestro carácter en el proceso de sanación, perdón y restauración, que constantemente se requieren cuando estamos siendo probados. Sin embargo, nuestra falta de dominio propio nos lleva al borde de la desesperación y actuamos como si nuestro Dios, fuera débil e incapaz de traer paz a nuestra vida.

Es importante obtener credibilidad. Afirmamos con frecuencia que Dios tiene el control, que para Él no hay imposibles; pero con nuestro proceder demostramos todo lo contrario. Queremos respuestas inmediatas, esperamos ver un milagro para creer en Él y a veces lo sobornamos, diciéndole ‘si me concedes esto, yo hago esto otro’; pero a lo largo de su palabra, nos ha dado herramientas como la ‘oración’ y la clave para poder escuchar su voz y su consejo `la obediencia’; para que en la práctica, nuestra fe sea fortalecida y el sufrimiento y la preocupación, sean reemplazados por confianza y seguridad bajo su cobertura.

Entiéndelo, la ayuda humana es ineficaz; sólo el fruto de tu relación con Dios, puede ayudarte a encontrar el propósito de lo que hoy vives. Para vencer al enemigo que quiere verte destruido y derrotado, se necesitan armas más poderosas y menos inútiles. Declara, afirma y cree que el Señor, ya te ha concedido la victoria y déjate sorprender; te aseguró que te asombrarás con el resultado.

Alabanza sugerida

Canción: Cicatriz – Funky & Musiko

Ver video aquí: http://bit.ly/2lRT9wN

OREMOS

Sigo aquí, por tu gracia y misericordia Señor. Gracias padre amado, por sostenerme cuando mis fuerzas me han abandonado, por darme esperanza de tiempos mejores y por concederme no una, sino mil victorias sobre cada prueba que he tenido que enfrentar. Mi confianza está puesta en ti Señor. Te entrego mis cargas y preocupaciones y decido creer en tu poder y tu infinito amor; en el nombre de Jesús y bajo la unción de tu Santo Espíritu.