Texto Bíblico

Éxodo 30: 1 – 10 (NVI)

El altar del incienso

“»Haz un altar de madera de acacia para quemar incienso. 2 Hazlo cuadrado, de cuarenta y cinco centímetros de largo por cuarenta y cinco centímetros de ancho y noventa centímetros de alto. Sus cuernos deben formar una pieza con el altar. 3 Recubre de oro puro su parte superior, sus cuatro costados y los cuernos, y ponle una moldura de oro alrededor. 4 Ponle también dos anillos de oro en cada uno de sus costados, debajo de la moldura, para que pasen por ellos las varas para transportarlo. 5 Prepara las varas de madera de acacia, y recúbrelas de oro. 6 Pon el altar frente a la cortina que está ante el arca del pacto, es decir, ante el propiciatorio que está sobre el arca, que es donde me reuniré contigo. 7 »Cada mañana, cuando Aarón prepare las lámparas, quemará incienso aromático sobre el altar, 8 y también al caer la tarde, cuando las encienda. Las generaciones futuras deberán quemar siempre incienso ante el SEÑOR. 9 No ofrezcas sobre ese altar ningún otro incienso, ni holocausto ni ofrenda de grano, ni derrames sobre él libación alguna. 10 Cada año Aarón hará expiación por el pecado de las generaciones futuras. Lo hará poniendo la sangre de la ofrenda de expiación sobre los cuernos del altar. Este altar estará completamente consagrado al SEÑOR.»”

Reflexión

Olor fragante

La oración y la alabanza, nos impregnan de un olor a paz, tranquilidad y valentía para enfrentar un mundo caído. Nos llenan del poder de Dios al tener la oportunidad de adorarlo y bendecirlo, con limpieza de corazón. Podemos caminar con dignidad, exaltar su majestad, e impregnar a otros con el suave aroma de su presencia.

Ser cristiano no es gritar a los cuatro vientos que creemos en Jesucristo, obvio no podemos negar nuestra fe y si somos confrontados, debemos estar preparados para defender nuestras creencias con los argumentos claros que solo el estudio de la Palabra puede darnos. Ser cristiano significa dar pasos firmes, demostrar con nuestro comportamiento, palabras y pensamientos quiénes somos delante de Dios. Que con vernos o escucharnos, las personas lo sepan sin tener la necesidad de decírselo y generar en ellos el deseo de experimentar la felicidad y el amor, que nos hace victoriosos a pesar de las fuertes tormentas que atravesamos y no están ocultas a sus ojos.

Glorificar a Dios, es que de nosotros emane ese fragante olor de santidad y pureza, para ser ofrecido en servicio a nuestro prójimo.

El altar del incienso, es nuestro tiempo de oración para clamar al cielo por sus bendiciones. Es ese momento especial de intimidad en donde podemos abrir nuestro corazón a quien nos entiende, consuela y trae esperanza a nuestra vida. Es llenarnos de su espíritu guerrero, es escuchar su voz y sentirnos más respaldados que nunca, es encontrar en Él, esa voz amiga que tanto necesitamos para seguir hacia adelante, es lo que nos exhorta a levantarnos cuando ya no tenemos fuerzas y el desánimo nos dice que no somos capaces de avanzar, porque es en ese preciso momento cuando el corre a nuestro encuentro, para abrazarnos y hacernos sentir plenos al escuchar su voz.

Cierra tus ojos, déjate alcanzar por Él, siente la libertad del amor verdadero, no te resistas a sus planes, esta es su voluntad, que permanezcas en Él y Él en ti para que nunca más cedas lo que te pertenece como heredero del cielo.

 

Oremos

Señor, no puedo estar un día más sin tu presencia. Quiero que mi vida sea un altar de adoración y oración constante, para ser instruido por ti. Gracias Padre amado, porque tu voluntad es hacer de mí una persona feliz. Te amo y te necesito, quiero enamorarme cada día más de ti y para lograrlo deseo conocerte y entregarte mi corazón en alabanza a tu nombre. Declaro que desde ahora y para siempre escucharé solo tu voz y jamás me rendiré en el propósito de ser mejor solo para agradarte a ti. Mil veces caeré y por tu gracia, mil veces habré de levantarme, porque mis esperanzas están puestas en aquel que no me falla. En el nombre de Jesús y bajo la unción del Espíritu Santo, amén y amén.

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