Hay situaciones que no podemos controlar, momentos difíciles que no entendemos el por qué nos pasan. Entendemos que la vida es dura y en ocasiones es tal el desaliento que deseamos morir y no seguir esforzándonos en esta vida. Andábamos sin esperanza, controlados y siendo esclavos del pecado. Este entró al mundo y ha hecho un verdadero caos, es aquí en donde entra esta frase maravillosa, pero Dios. No hay nada ni nadie que detenga lo que Dios desea hacer, sus planes son muy elaborados y seguros, nada se le puede escapar de Su poder.
Tu y yo fuimos pensados y planeados para este tiempo antes de la fundación del mundo por Dios, ya Él tenía estipulado quiénes seriamos y lo que haríamos, nuestra vida ya tiene un final perfecto, ya fue escrito y nada le toma por sorpresa a nuestro Señor. Cuando el pecado entró, Dios ya tenía el plan para resucitarnos y traernos a la vida, sabía lo que padeceríamos y lo que necesitaríamos para estar bien, todo lo suplió.
Dentro de su plan estaba entregar a Su único hijo para darnos salvación, murió por nosotros y resucitamos con Él. No merecíamos ese plan para nuestras vidas, morimos por el pecado de un hombre, le fallamos, le herimos, no hubo obediencia. Dios pudo dejarnos muertos y lo hermoso de esto es que hay un… Pero Dios…
“que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó” Efesios 2:4
Derramó de su gracia para con nosotros y nos dió vida, nos dió un propósito y un camino el cual podemos ahora seguir adelante, no podía venir de nosotros, recuerda estábamos muertos. Un muerto no puede pedir que lo resuciten o lo ayuden, no puede revivir por sí mismo. Así que Dios pagó un alto precio para darnos vida y no le importó lo caro que podía ser, todo lo hizo por amor.
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. Efesios 2:8-9
Que afortunados somos al ser resucitados con Cristo, por su gracia inmerecida que nos ha dado mediante Su fe, no es algo que venga de nosotros. Esto no es una transacción que pudiéramos hacer, donde nosotros hacemos y recibimos esa fe, que si dejamos de hacer perderemos ese don. Eso no fue lo que ocurrió, nos dió la fe para aceptar la salvación, el precio por ella nos la regalo, es un don, un don irrevocable que no podíamos rechazar.
Cuan afortunados y agradecidos debemos estar por esta gran misericordia que nos ha dado, su gracia inmerecida que nos salvó y nos bendijo con toda fortaleza espiritual y nos sentó en lugares celestiales. Tenemos el poder que resucitó a Jesús de los muertos, que mora en nosotros. Todo esto porque a Dios le plació hacer. Recuerda debíamos estar muertos y a eso respondió con un, PERO. Nada ni nadie puede hacerle contra a lo que Dios ha planeado y los propósitos que Él tiene, que poderoso es nuestro Dios que con su misericordia y gracia todo lo transforma para bien y hay un, pero…
Escrito por Nina Gutiérrez para ConectadosConCristo.com
Hermoso saber que tenemos un Dios tan grande y que nos ama con amor eterno, por eso vivo agradecida de conocerle y por haberme dado una salvacion tan grande, no hay palabras.
Dios les bendiga cada dia.
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