TEXTO BÍBLICO

“Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos. Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón. Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de Él.”.

(Colosenses 3:15-17 NVI)

REFLEXIÓN

Es difícil agradecer cuando nos concentramos más en aquello que aún no hemos recibido e ignoramos las grandes bendiciones que en los pequeños detalles se nos han concedido. La paz de Cristo es un regalo muy apetecido que debemos defender con todas nuestras fuerzas. Alrededor nuestro hay una guerra espiritual que busca derribarnos y para vencer, debemos revestirnos de conocimiento, sabiduría y valentía para hacer lo correcto, sin importar las mil y una justificaciones para reaccionar mal.

Las preocupaciones, la angustia y la ansiedad, tienen el poder de invadir nuestra intimidad a tal punto de distorsionar nuestra realidad con sentimientos de temor y falta de confianza. depende de nosotros recuperar la cordura en los momentos de alta complejidad, utilizando las armas correctas: su palabra, la oración y la alabanza.

Hay poder en la palabra de Dios. Al apropiarnos de las promesas allí contenidas y al seguir el sabio consejo del padre a través de sus mandatos, somos protegidos de la oscuridad.

Hay poder en la oración. Nuestra fe es fortalecida. No se trata solo de pedir; sino también de agradecer el acompañamiento del Señor en cada paso que damos. Por medio de la oración podemos concederle mayordomía al Dios de los imposibles sobre todos nuestros asuntos.

Hay poder en la alabanza. Huyen los demonios cuando entramos a la presencia de Dios con cánticos de adoración. Reconocemos su poderío y majestad cuando expresamos con nuestro cuerpo y nuestra voz, cuanto lo amamos y lo necesitamos.

Dios es amor. Es esperanza y salvación. Permanece y trasciende. No nos abandona. Fue, es y será nuestro mejor animador. Anhela que entendamos que en su soberanía nuestro bienestar es su prioridad.

Alabanza sugerida:

Canción: Rey – Christine D’Clario

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OREMOS

Gracias Señor por restaurarnos e insistir en llevarnos a lugares tan altos que ni siquiera nosotros podemos dimensionar. Gracias Padre, por cubrirnos con tu luz.  Gracias por tu provisión, por tu consejo e infinito amor. Eres el rey de mi vida, te recibo como mi señor y salvador y exalto hoy tu nombre a través de mi alabanza. Declaro victoria sobre la oscuridad de tu mano poderosa. En tu Sano nombre Jesús, amén y amén.