TEXTO BÍBLICO

Cantares 3 (NVI)
“3 Por las noches, sobre mi lecho,
busco al amor de mi vida;
lo busco y no lo hallo.
2 Me levanto, y voy por la ciudad,
por sus calles y mercados,
buscando al amor de mi vida.
¡Lo busco y no lo hallo!

3 Me encuentran los centinelas
mientras rondan la ciudad.
Les pregunto:
«¿Han visto ustedes al amor de mi vida?»
4 No bien los he dejado,
cuando encuentro al amor de mi vida.
Lo abrazo y, sin soltarlo,
lo llevo a la casa de mi madre,
a la alcoba donde ella me concibió.

El amado
5 Yo les ruego, mujeres de Jerusalén,
por las gacelas y cervatillas del bosque,
que no desvelen ni molesten a mi amada
hasta que ella quiera despertar.

Tercer Canto
El coro
6 ¿Qué es eso que sube por el desierto
semejante a una columna de humo,
entre aromas de mirra e incienso,
entre exóticos perfumes?[a]
7 ¡Miren!
¡Es el carruaje de Salomón!
Viene escoltado por sesenta guerreros,
escogidos entre los más valientes de Israel.
8 Todos ellos portan espadas,
y han sido adiestrados para el combate;
cada uno lleva la espada al cinto
por causa de los peligros de la noche.
9 Salomón mismo se hizo el carruaje
con finas maderas del Líbano.
10 Hizo de plata las columnas,
y de oro los soportes.
El asiento lo tapizó de púrpura,
y su interior fue decorado con esmero
por las hijas de Jerusalén.

11 ¡Salgan, mujeres de Sión!
¡Contemplen al rey Salomón!
¡Lleva puesta la corona que le ciñó su madre
el día en que contrajo nupcias,
el día en que se alegró su corazón!”

REFLEXIÓN

¿Qué sentido tiene el matrimonio?

El matrimonio es una aventura extrema que vale la pena vivir. Aunque es concebido como un estado de felicidad absoluta, no lo es. Así como se viven momentos de extrema satisfacción, también enfrentamos pruebas que hacen tambalear la relación. Nos casamos para que el otro nos haga sentir felices y realizados, cuando el verdadero concepto radica en que tanto estoy dispuesto a hacer, para lograr que mi esposo(a) se sienta amado(a), valorado(a) y respetado(a).

Es dar el todo por el todo de manera individual y sin esperar nada a cambio. Cuando nuestro matrimonio está basado en falsas expectativas, nos decepcionamos. No podemos exigir perfección de nuestro cónyuge, porque el único perfecto es Dios. Seguramente cometerá errores, no cumplirá a cabalidad con lo esperado o te hará sentir que cometiste el peor error al casarte con él o ella, pero te aseguro que desde la perspectiva divina, Dios no se equivoca y la persona que hoy duerme a tu lado, es de gran bendición para ti, con todos sus defectos y virtudes.

Cada uno tiene un rol que desempeñar. El hombre debe hacer que sus acciones sean las que lo definan como sacerdote y cabeza de su familia, que logre que su esposa lo extrañe desde que sale en la mañana a trabajar y añore que regrese a su hogar para disfrutar de su amor y su ternura. La mujer debe esforzarse para que con su actitud, comportamiento, corazón y cuidado personal, su esposo se enamore de ella cada día más, de tal manera que se sienta orgulloso de la mujer que tiene y no tenga necesidad alguna de buscar afuera lo que ya tiene en su casa; que al regresar encuentre ese remanso de paz y armonía en el que se sienta seguro y tranquilo.

Juntos pueden conquistar cualquier dificultad de la mano de Dios. Su amor es su corona. Pueden confiar el uno en el otro y lo más importante, son de testimonio para otras personas que sin conocer de Dios anhelan encontrar el equilibrio que solo se puede hallar bajo su sombra protectora.

 

Alabanza sugerida

Canción: Harold y Elena – Por Siempre

Ver video aquí: https://bit.ly/2Fw3tjB

OREMOS

Padre, ayúdame a ser ese(a) esposo(a) que merece mi cónyuge. Quiero dar testimonio en mi casa antes que salir afuera a aparentar ser perfecto(a), cuando en realidad fallo constantemente. Transforma mi carácter y ayúdame a cambiar lo que debo cambiar, para hacer feliz a quien has designado para acompañarme hasta el final de mis días. Guíame para dar pasos firmes hacia la meta y dar un buen ejemplo a mis hijos en cualquier situación. Bendigo mi hogar, en el nombre de Jesús, amén.