Me acuerdo cuando de pequeña, cada año (ningún año ha faltado y hasta el día de hoy lo hago) ponía en el arbolito de navidad la carta para el niño Dios, una misiva llena de cosas materiales porque no entendía que lo esencial eran otras cosas; con el pasar del tiempo, mi escritura fue madurando al lado de mi pensamiento, ya las cosas materiales pasaron a un segundo plano y mis cartas se convirtieron más en agradecimientos que en pedir regalos; empecé a entender el significado de la navidad, el verdadero valor «la unión familiar» y el propósito, celebrar el nacimiento de nuestro redentor.

Quiero invitarlos a escribir una carta para Él, pero esta vez vamos a dejar de pedir, y vamos a darle gracias a Dios por lo maravilloso que nos ha dado.

Querido niño Dios… Hoy te escribo ésta carta para darte gracias,  gracias por tu gran amor conmigo, gracias por tu compañía permanente aún cuando en mi ceguera no te veía,  gracias por tus palabras de aliento en momentos difíciles, gracias por guiarme aún cuando soy como un burro terco que anda sin dirección,  gracias por las oportunidades en mi área laboral porque me llenaron de excelentes experiencias, gracias por mi familia porque es lo único que permanece, gracias por mi prometido porque tendremos el mejor matrimonio, así como hemos tenido la mejor relación de amistad y noviazgo, gracias por esos verdaderos amigos que quieren siempre lo mejor para mi y que a pesar de la distancia siguen firmes, y gracias también por aquellas personas que fueron hipócritas porque me dejaron enseñanzas,  gracias papá por mi país Colombia,  porque tiene sus fallas pero se que son más sus cualidades, gracias por tu amor incontable,  por tu misericordia y gracia inmerecida. Permítenos conocerte más y aprender a valorar lo importante, a amarnos unos a otros y a siempre llevar tu palabra desde nuestro testimonio. Amén

Escrito para www.conectadosconcristo.com

Gonzo & Geral