Oh! Querida hermana, ha pasado mucho tiempo; revolcándonos como puercos en el estanque… tiempo que no regresa, tiempo que quema, tiempo que seca…. ¿hasta cuándo?; seguir ocultando las manchas del pecado; pretender cubrirlas con una mirada perpleja, una sonrisa parca y fingida…¡oh hermana!; ¡basta, basta, basta!, acaso haz olvidado quien cubrió tu desnudez, quien te dio de beber agua; cuando estabas sedienta y nadie calmaba tu sed….”¿De dónde vino tu socorro? tu socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra”. (Salmos 121:1-2RVR1960).
¿Qué te atrajo a Cristo, sino Cristo mismo?… «Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.»(Tito3:3RVR1960).
Hemos sido libertadas, ¿porque seguir comportándonos como esclavas? Que ciertamente andando en todo ello; se manifestó el amor, la gracia y la bondad de Dios a través de la obra salvífica de nuestro Señor Jesucristo, en el cual podemos clamar ¡ABBA PADRE!
Que la voluntad del altísimo predomine sobre nuestras vidas, y que el pecado a diario sea desarraigado como raíz en tierra árida.
En amor fraterno y en la felicidad de transmitir el mensaje.
Escrito por Johana Cárdenas Para www.conectadosconcristo.com