“Bezalel hizo la mesa de madera de acacia, de noventa centímetros de largo por cuarenta y cinco centímetros de ancho y setenta centímetros de alto. 11 La recubrió de oro puro y le puso en derredor una moldura de oro. 12 También le hizo un reborde de veinte centímetros de ancho, y alrededor del reborde le puso una moldura de oro. 13 Fundió cuatro anillos de oro para la mesa y se los sujetó a las cuatro esquinas, donde iban las cuatro patas. 14 Los anillos fueron colocados cerca del reborde para pasar por ellos las varas empleadas para transportar la mesa.15 Esas varas eran de madera de acacia y estaban recubiertas de oro.16 Los utensilios para la mesa, y sus platos, bandejas, tazones, y jarras para derramar las ofrendas de libación, los hizo de oro puro. 17 Bezalel hizo el candelabro de oro puro labrado a martillo. Su base y su tallo, y sus copas, cálices y flores formaban una sola pieza con él. 18 De los costados del candelabro salían seis brazos, tres de un lado y tres del otro. 19 En cada uno de los seis brazos del candelabro había tres copas en forma de flores de almendro, con cálices y pétalos. 20 El candelabro mismo tenía cuatro copas en forma de flor de almendro, con cálices y pétalos. 21 Debajo del primer par de brazos que salía del candelabro había un cáliz; debajo del segundo par de brazos había un segundo cáliz, y debajo del tercer par de brazos había un tercer cáliz. 22 Los cálices y los brazos formaban una sola pieza con el candelabro, el cual era de oro puro labrado a martillo. 23 Hizo también de oro puro sus siete lámparas, lo mismo que sus cortapabilos y braseros. 24 Para hacer el candelabro y todos sus accesorios, usó treinta y tres kilos de oro puro. 25 Bezalel hizo de madera de acacia el altar del incienso. Era cuadrado, de cuarenta y cinco centímetros de largo por cuarenta y cinco centímetros de ancho y noventa centímetros de alto. Sus cuernos formaban una sola pieza con el altar. 26 Recubrió de oro puro su parte superior, sus cuatro costados y sus cuernos, y en su derredor le puso una moldura de oro. 27 Debajo de la moldura le puso dos anillos de oro, es decir, dos en cada uno de sus costados, para pasar por ellos las varas empleadas para transportarlo. 28 Las varas eran de madera de acacia, y las recubrió de oro. 29 Bezalel hizo también el aceite de la unción sagrada y el incienso puro y aromático, como lo hacen los fabricantes de perfumes.” No tengas miedo, abre tu corazón al Señor. Si tu vida cristiana está estancada, si sientes apatía por las cosas de Dios, si te da pereza leer la Biblia, no tienes un tiempo a solas con Él porque tu agenda está demasiado llena, o si el orgullo y la altivez no te permiten confesar tus pecados y tu arrogancia te hace pensar que en tus fuerzas puedes superar todo aquello que hoy te causa tristeza y que no necesitas de Dios, has caído en las garras de un enemigo que te acecha a diario para robarte tus bendiciones. No hay mayor alegría, que sentirse respaldado y saber que tus esfuerzos por ser mejor cada día, dan fruto. Ver el amor de Dios en todo lo que te rodea es el mejor regalo que puedes recibir. Dejar que sea la venda del orgullo sea retirada de tus ojos, es poder confirmar que tienes mucho porque dar gracias, que son más los aciertos que los fracasos y que tu caminar en oscuridad ha terminado, porque tu Padre, el que te ama sin reservas, alumbra tu camino y le da sentido a tu existencia. La mesa, el candelabro y el altar del incienso, son símbolos del compartir con Dios, para recibir su luz y dirección y ser transformados de una manera sobrenatural. Cuando somos sinceros y trabajamos por fortalecer una relación ganar – ganar con Él, recibimos del cielo la gracia, el perdón y la unción que necesitamos. No esperes más para priorizar y darle la importancia que merece el tener un tiempo a solas con Dios, es la única manera de obtener fe, esperanza y paz en medio de la complejidad del mundo en el que nos movemos. Me siento afortunada, por tener un papá que se preocupa por tener una relación personal conmigo, que me da la oportunidad de obtener de Él, los mejores consejos, me guía por caminos de justicia y perdona mis pecados. Gracias por el hermoso regalo de un día más para adorarte, alabarte y honrarte desde lo más profundo de mi corazón. Te amo, te bendigo y te doy gracias, en el nombre de tu hijo Jesucristo la luz del mundo, Amén y amén.Texto Bíblico
Éxodo 37: 10 – 29 NVI
La mesa
El candelabro
El altar del incienso
Reflexión
Mi relación ganar – ganar con Dios
En el tabernáculo, se esperaba la desnudez del corazón del hombre delante de Dios. Actitudes como la alabanza, la adoración, la confesión de los pecados, peticiones muy concretas al señor, sentimientos de gratitud y la intercesión por sus semejantes, era lo que el Señor esperaba de sus hijos en aquel lugar santo.
Oremos
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