TEXTO BÍBLICO
Proverbios 21:9,19,23,24 NVI
“9 Más vale habitar en un rincón de la azotea
que compartir el techo con mujer pendenciera.
19 Más vale habitar en el desierto
que con mujer pendenciera y de mal genio.
23 El que refrena su boca y su lengua
se libra de muchas angustias.
24 Orgulloso y arrogante, y famoso por insolente,
es quien se comporta con desmedida soberbia.”
REFLEXIÓN
Resolviendo conflictos entre los esposos
Un matrimonio feliz, no es aquel en dónde no hay conflictos o problemas que resolver; por el contrario, una vez la pareja dice “Sí, acepto” ante Dios, tiene el reto de mantenerse en unidad y construir un hogar cristiano, en donde se acumulen pequeñas victorias de la mano del Señor.
Debemos comprender que los cónyuges son dos personas diferentes; tienen temperamentos, hábitos, comportamientos, reacciones automáticas, maneras de pensar y pautas de crianza distintas, y por dichas razones, es necesario hallar el equilibrio con un único objetivo común: conservar la paz y la armonía entre los dos, para beneficio de la familia.
Los hombres son racionales y las mujeres emocionales. En estos versículos se nos advierte de aquellas cosas que desestabilizan el vínculo matrimonial y que a diferencia de lo que pudieramos pensar, depende de nosotros y no de Dios controlarlos.
Las tasas de divorcio han ido aumentando y preferimos apartarnos y romper nuestros votos matrimoniales, antes de librar la batalla y obedecer al Señor cuando tajantemente Él nos dice en su Palabra, que aborrece este medio para dirimir las crisis conyugales.
Reaccionamos con violencia y agresividad frente a lo que nos molestan, evitamos el diálogo y la buena comunicación entre la pareja y damos paso al orgullo, los gritos, la soberbia y las malas actitudes, para sentar posiciones y defender egoístamente nuestros intereses individuales, como si nos enfrentáramos no a la persona que amamos y nos ama, sino a nuestro peor enemigo.
Cuando discutimos, nos ofendemos y usamos el sarcasmo como nuestra principal arma, mientras el enemigo se deleita destruyendo nuestra familia. Es necesario entender que no se trata solo de nosotros, están involucrados nuestros hijos también. Ellos sufren y viven en carne propia cada declaración negativa que hagamos en contra de nuestro(a) esposo(a); cuando no tenemos dominio propio, maldecimos nuestra casa y le entregamos en bandeja de plata nuestras bendiciones a satanás.
Esposos, Dios les ha ordenado amar a sus esposas no a entenderlas; esposas, Dios nos ha ordenado respetar a nuestros esposos en TODO tiempo y lugar, cuando se porten bien pero también cuando se porten mal. Al Señor le entristece que nos maltratemos unos a otros. Recuerda lo que le prometiste a Dios, que amarías y cuidarías a ese hombre o a esa mujer hasta el último de tus días en ésta tierra; en la salud o en la enfermedad, en la riqueza o en la pobreza, cuando estes de buen genio y cuando no; son palabras mayores dichas al Todopoderoso, es a Él a quien debemos cumplirle, es a Él a quien debemos honrar y es a Él a quien rendiremos cuentas en algún momento por lo que hicimos o dejamos de hacer, por la familia que generosamente nos dio.
Alabanza sugerida
Canción: Creeré – Tercer cielo
Ver video aquí: https://bit.ly/2n6GypD
OREMOS
Padre amado, permanece en medio de mi matrimonio y mi familia y derrama bendiciones que nos lleven a pensar siempre lo admirable y lo bueno de cada uno de sus miembros. Danos sabiduría para hallar el equilibrio y la paz en medio de los conflictos que se nos presentan a diario. No permitas que satanás se aproveche de nuestras debilidades y cause división o contienda entre nosotros. Nos revestimos con tu armadura poderosa y nos aprestamos a librar la batalla por lo que amamos y nos ha sido concedido por ti de tu mano cada día; así lo declaramos, en el nombre de Jesús y bajo la unción de tu Santo Espíritu, amén.