Rodolfo el reno fue criado a punta de ajiaco y mimos de su mamá, y aunque era un niño feliz durante toda la época del año, esperaba con ansias la navidad; contrario a lo que todos pudiéramos pensar, Rodolfo más que los regalos, esperaba las reuniones en la sala de su casa con sus padres y sus hermanos, las visitas espontáneas de sus tíos, los juegos con sus primos y los postres de su Abuelita Loló.
Su padre le decía con voz grave que debía ser un chico juicioso, para que algún día trabajara en el taller de regalos de Santa como transportador asociado, pero Rodolfo quería escribir poemas y cuentos de navidad para los demás niños. Abrigaba en su corazón el sueño de ser un gran escritor y que la gente llevara sus libros envueltos en papel de regalo, con grandes moños y una dedicatoria especial.
Un día conoció a Pavo el pavo, en una de esas novenas navideñas que por alguna extraña razón terminan en fiesta y desorden. Rodolfo piensa que los adultos son difíciles de entender, dicen que van a orar y a tener un momento de reunión familiar y reflexión, pero terminan bailando y haciendo barullo, a Pavo parece no importarle las Cavilaciones de Rodolfo.
Pavo parece un chico listo, uno de esos adelantados para su edad, tiene ojos vívidos y una voz destemplada, es el hijo de Pepita una de las amigas de su mamá, es súper travieso y cada vez que puede se mete en problemas con los adultos, pareciera que las reprimendas de sus padres le causaran placer.
Esa noche nefasta en casa de la tía Maruja, Pavo le confiesa a Rodolfo y a los otros niños, mientras raspa el vaso de gelatina con su cuchara y una sonrisa socarrona garabateada en el rostro, que Santa no existe, Rodolfo suelta un suspiro aliviado, porque piensa que ya no tendrá que enfrentar a su padre para decirle que no piensa trabajar para Santa.
Pero su primita Tata rompe en llanto, ella creía que Santa era un corresponsal de DIOS, que había trabajado con los reyes magos y el “niño JESÚS” en el montaje de un courrier para la entrega de los regalos que DIOS le manda a los niños que se portan bien, o algo parecido era la explicación que le había dado su padre, lo que sí era seguro es que eran envíos. Pero si no existía tal empresa, ¿Cómo llegarían los regalos a su casa?
Rodolfo la abraza y les confiesa a todos su sueño de escribir y todo lo que piensa con relación a esta época del año, les explica a todos que lo más hermoso de la navidad son las luces, la disposición de todos por ser amables y ese impulso por reunirnos con todos los que amamos y son importantes en nuestra vida… y como DIOS es DIOS, concluye, ÉL sabrá qué hacer para que los regalos lleguen a cada una de las casas. Los niños se abrazan.
Tata se limpia las lágrimas con su saquito de lana, y aunque la lana le pica, sonríe cuando su mamita se lo pone, es una forma de decirle te amo, Tata piensa que no sólo las palabras trasmiten amor, a veces las acciones envían un mensaje mucho más claro que los grandes discursos elaborados, como los de su tío Pancracio, su papá dice que uno de los lenguajes del amor son las acciones, y ella sabe que es verdad, el abrazo de su primo Rodolfo la hizo sentir mejor.
Pavo que es amante del caos, insiste en acaparar la atención de todos, él quiere que todos estén alrededor de él, por eso acuñó en su corazón la frase: “No hay navidad sin pavo”, pero Rodolfo que es un chico sensible sabe que los simbolismos son sólo eso, símbolos. Más allá de las formas Rodolfo ve el espíritu de la navidad y le saluda con una seña, es el Espíritu de DIOS tratando de abrazarnos a todos en una muestra de amor fraternal.
Rodolfo escarba en sus bolsillos y descubre que guardó algunos papelitos de colores con palabras bonitas que escribía y se echaba en los bolsillos, los leía para sentirse mejor cuando algo lo hacía sentir triste o aburrido, así que los saca para repartirlos entre todos, los demás chiquitos le devuelven una sonrisa, y sus caritas se iluminan cuando leen: Colores, Flores, Arco – iris, Canciones, Poesía y cada una de las palabras que Rodolfo les regala.
Pavo se muestra aburrido y se va a molestar al patio, parece que hay un ventanal que necesita una atención especial con una pelota, Rodolfo mira a su alrededor y repara en las luces de colores de los bombillos que rodean la casa, los señala y los demás se quedan extasiados viendo las luces, en sus pequeños corazones sienten un calor y pueden experimentar el abrazo del Espíritu de DIOS que les alegra.
Rodolfo mira a su primita Tata que le sonríe tiernamente, ahora Rodolfo el reno se convence que quiere trabajar para DIOS, si ÉL paga con sonrisas como su madre le dice en las noches antes de dormir, pues vale la pena trabajar en su reino, DIOS es el que mejor paga, y aunque es una decisión tomada, sólo espera que sus padres lo entiendan.
Muy lindo gracias Cesar, Dios se hace grande en la humildad, escogio un pesebre como hogar del gran rey y de lo desechado por el hombre, hace tesoros eternos