Esta es una pregunta frecuente entre las congregaciones donde he tenido la oportunidad de predicar o dar una conferencia, mi respuesta siempre es ¿Qué crees tu que significa la palabra “Evangelismo”?, las respuestas pueden variar pero todas apuntan a una misma conclusión – predicar la Palabra de Dios -, sin embargo su significado, aunque simple, es más profundo de lo que podríamos imaginar.
Esta palabra proviene del griego evaggelidzo cuyo significado es: “traigo buenas noticias”. William Temple, arzobispo de Canterbury (1628 – 1699), lo define así: es una acción, es un poder, es un propósito y son resultados; la acción de presentar a Cristo, el poder del Espíritu Santo quien actúa por medio del creyente y convence al incrédulo llevándolo a un verdadero arrepentimiento, el propósito de que los hombres puedan confiar en Cristo como Salvador y como resultado siervos de Cristo como Señor en la fraternidad de su iglesia, cabe aclarar que cuando hablo de iglesia no me refiero a la edificación física. En las Sagradas Escrituras vemos la anterior definición como un mandato de ir y haced discípulos a todas las naciones de la tierra (Mateo 28:18-20).
Basándonos en estas definiciones podemos concluir que todos estamos llamados a Evangelizar, a llevar estas buenas noticias, que la decisión de aceptar a Cristo conlleva la responsabilidad de ir y predicar el Evangelio a toda criatura (Marcos 16:15-18), una responsabilidad que no es para algunos cuantos, porque bien dice la Palabra que el Señor dio la Gran Comisión después de su resurrección a todos los discípulos, esto incluye a los seguidores de Cristo en la actualidad y hasta que él regrese (Amén), no obstante antes de ascender a los cielos el Señor enfatiza este mandato a todos nosotros quienes recibimos al Espíritu Santo: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” Hechos 1:8, RVR60.
Así que mi amado creyente y hermano en Cristo, te invito a que salgas de tu zona de confort, te prepares, ores y prediques la Palabra sea oportuno o no (2 Timoteo 4:2) y tomes como propio el lema del Apóstol Pablo: “!ay de mí si no anunciare el evangelio!” (1 Corintios 9:16, RVR60).
En Cristo Jesús,
Escrito por: J Mauricio Moya Gordillo, para www.conectadosconcristo.com.