Texto Bíblico

Levítico 26 (NVI)

Bendiciones de la obediencia

“»No se hagan ídolos, ni levanten imágenes ni piedras sagradas. No coloquen en su territorio piedras esculpidas ni se inclinen ante ellas. Yo soy el SEÑOR su Dios. 2 »Observen mis sábados y muestren reverencia por mi santuario. Yo soy el SEÑOR. 3 »Si se conducen según mis estatutos, y obedecen fielmente mis mandamientos, 4 yo les enviaré lluvia a su tiempo, y la tierra y los árboles del campo darán sus frutos; 5 la trilla durará hasta la vendimia, y la vendimia durará hasta la siembra. Comerán hasta saciarse y vivirán seguros en su tierra. 6 »Yo traeré paz al país, y ustedes podrán dormir sin ningún temor. Quitaré de la tierra las bestias salvajes, y no habrá guerra en su territorio. 7 Perseguirán a sus enemigos, y ante ustedes caerán a filo de espada. 8 Cinco de ustedes perseguirán a cien, y cien de ustedes perseguirán a diez mil, y ante ustedes sus enemigos caerán a filo de espada. 9 »Yo les mostraré mi favor. Yo los haré fecundos. Los multiplicaré, y mantendré mi pacto con ustedes. 10 Todavía estarán comiendo de la cosecha del año anterior cuando tendrán que sacarla para dar lugar a la nueva. 11 Estableceré mi morada en medio de ustedes, y no los aborreceré. 12 Caminaré entre ustedes. Yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo. 13 Yo soy el SEÑOR su Dios, que los saqué de Egipto para que dejaran de ser esclavos. Yo rompí las coyundas de su yugo y los hice caminar con la cabeza erguida.”

Reflexión

¿Se acerca el fin del mundo?

Muchos nos hemos preguntado en algún momento de nuestras vidas, si se acerca el fin del mundo. Creemos que es algo que sucederá de la nada, porque el Señor así lo dispone y nos consideramos inocentes del caos, la destrucción y carencia de valores y principios que a diario vemos a nuestro alrededor.

Cada palabra escrita en la Biblia, nos exhorta a la obediencia, nos muestra el camino a seguir y los patrones de comportamiento individual y colectivo que como hijos de Dios debemos adoptar. Sin embargo, nos negamos a estudiarla y al desconocer por completo la voluntad de nuestro Padre, vivimos sumidos en la ignorancia espiritual, esclavos del pecado, llamando a lo malo bueno y siendo permisivos y hasta cómplices de nuestra propia derrota.

Dios nos dice que, nos neguemos a adorar imágenes arrodillándonos ante ellas, que mostremos total respeto por su nombre y por su obra y todo lo que ella implica, que obedezcamos y sigamos fielmente sus mandamientos para que lluevan bendiciones del cielo sobre cada uno de nosotros. Nos ha prometido alimento, tierra fértil para cosechar en abundancia, librarnos de nuestros enemigos, tener descendencia, prosperidad, paz y libertad, pero insistimos en mantenernos al margen, alejarnos de Él, y aferrarnos a un mundo que nos ofrece un futuro en la derrota.

Tenemos el poder de decidir qué tipo de vida queremos llevar, una que agrade a Dios o una que complazca al diablo, caminar con la frente en alto, prestos a recibir lo que el Señor desea concedernos o con la cabeza agachada postrados ante la desgracia del mundo, inertes sin poder hacer nada.

La infertilidad de la tierra y de las mujeres, las enfermedades, la violencia, las perversiones, la escases de agua y alimento, la corrupción de nuestros gobernantes, los asesinatos a sangre fría, las guerras, la pobreza y el desamor, son solo consecuencias de la falta de temor de Dios, de nuestras malas decisiones, de nuestra desobediencia.

Nadie tomará decisiones por ti, ni siquiera Dios, lo que Él tiene para ti, debes reclamarlo, proclamarlo y disfrutarlo desde tu corazón, con la firme intención de seguirlo hasta el final, sin importar tus circunstancias.

¿A qué le temes? ¿A que el mundo que hoy conoces desaparezca por completo? o ¿A ser declarado culpable ante el tribunal divino, por haber contribuido a que eso sucediera? Es hora de retomar el camino, aún estamos a tiempo.

 

Oremos

Amado Señor, te pedimos perdón por ser desobedientes y despreciar tus bendiciones. Te esfuerzas por darnos lo mejor y desvalorizamos por completo lo que haces por nosotros. Ten piedad y misericordia de éste mundo, danos una esperanza y transfórmanos en tu amor, para que podamos gozar de las bendiciones que nos han sido concedidas y que no podemos ver a causa de nuestra desobediencia. Quita la venda que hoy tenemos sobre nuestros ojos y déjanos ver tus maravillas desde ahora y para siempre. En el nombre de Jesús, Amén.