Texto bíblico
Génesis 41:41-57 (NVI) José, gobernador de Egipto «41 Así que el faraón le informó a José: —Mira, yo te pongo a cargo de todo el territorio de Egipto. 42 De inmediato, el faraón se quitó el anillo oficial y se lo puso a José. Hizo que lo vistieran con ropas de lino fino, y que le pusieran un collar de oro en el cuello. 43 Después lo invitó a subirse al carro reservado para el segundo en autoridad, y ordenó que gritaran: «¡Abran paso!» Fue así como el faraón puso a José al frente de todo el territorio de Egipto. 44 Entonces el faraón le dijo: —Yo soy el faraón, pero nadie en todo Egipto podrá hacer nada sin tu permiso. 45 Y le cambió el nombre a José, y lo llamó Zafenat Panea; además, le dio por esposa a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de la ciudad de On. De este modo quedó José a cargo de Egipto. 46 Tenía treinta años cuando comenzó a trabajar al servicio del faraón, rey de Egipto. Tan pronto como se retiró José de la presencia del faraón, se dedicó a recorrer todo el territorio de Egipto. 47 Durante los siete años de abundancia la tierra produjo grandes cosechas, 48 así que José fue recogiendo todo el alimento que se produjo en Egipto durante esos siete años, y lo almacenó en las ciudades. 49 Juntó alimento como quien junta arena del mar, y fue tanto lo que recogió que dejó de contabilizarlo. ¡Ya no había forma de mantener el control! 50 Antes de comenzar el primer año de hambre, José tuvo dos hijos con su esposa Asenat, la hija de Potifera, sacerdote de On. 51 Al primero lo llamó Manasés, porque dijo: «Dios ha hecho que me olvide de todos mis problemas, y de mi casa paterna.» 52 Al segundo lo llamó Efraín, porque dijo: «Dios me ha hecho fecundo en esta tierra donde he sufrido.» 53 Los siete años de abundancia en Egipto llegaron a su fin 54 y, tal como José lo había anunciado, comenzaron los siete años de hambre, la cual se extendió por todos los países. Pero a lo largo y a lo ancho del territorio de Egipto había alimento. 55 Cuando también en Egipto comenzó a sentirse el hambre, el pueblo clamó al faraón pidiéndole comida. Entonces el faraón le dijo a todo el pueblo de Egipto: «Vayan a ver a José, y hagan lo que él les diga.» 56 Cuando ya el hambre se había extendido por todo el territorio, y había arreciado, José abrió los graneros para vender alimento a los egipcios.57 Además, de todos los países llegaban a Egipto para comprarle alimento a José, porque el hambre cundía ya por todo el mundo.»
Reflexión
Se vale sonreír, en medio de la escases Había llegado el momento para José en el que quedarían atrás los sufrimientos vividos, para recibir la recompensa a su paciencia, perseverancia y firmeza en su caminar con el señor, aún en los momentos sombríos de su vida. Dejaba de ser lo despreciable y rechazado del mundo, para convertirse en figura de la más alta autoridad de Egipto después del faraón. Fueron 13 años esperando en Dios, sin resentimientos en su corazón, sirviendo con humildad y dando testimonio con su comportamiento de que Dios habitaba en él, aunque sus circunstancias no fueran favorables. Jamás abandonó su propósito, sabía desde niño que Dios tenía un maravilloso plan para su vida, conocía de antemano que su mano poderosa, lo respaldaba, había sido moldeado, perfeccionado en medio de sus debilidades y estaba listo para pasar al otro nivel. Dios había provisto a José durante sus 30 años de vida de sabiduría, le dio la capacidad de administrar de la mejor manera los recursos, tanto en la abundancia como en la escases y es a través de sus decisiones, que nos enseña cómo manejar nuestras finanzas y nuestras emociones. Respecto a la administración de los recursos, resaltamos la importancia de almacenar en nuestros graneros (ahorrar) en épocas en donde la siembra de nuestro trabajo da fruto en abundancia y utilizar esa reserva, cuando las épocas de las vacas flacas lleguen a nuestro hogar. En cuando al manejo de nuestras emociones, nos indica que en necesario hacer lo que nos corresponde hacer por obediencia al Señor, entregarle nuestras cargas confiados en que Él soluciona los problemas que nos agobian, nos motiva a dejar atrás nuestro pasado y nos da la esperanza plena de que en medio del sufrimiento, en Dios siempre seremos victoriosos.
Oremos
Señor, no hay un solo momento de mi vida, en donde no haya sentido tu presencia. Haz permanecido a mi lado por amor y te doy gracias, porque aunque muchas veces no lo merezco, tomas el control de las situaciones difíciles en las que me encuentro. Gracias por proveer en la escases y en la abundancia y por hacer TODAS las cosas nuevas, por mi bienestar y seguridad. Te amo con todas las fuerzas de mi alma, mi mente y mi corazón. No me fallas y no quiero fallarte a ti. En el nombre de Jesús, Amén y amén.