“Por tanto, mi servicio a Dios es para mí motivo de orgullo en Cristo Jesús.  No me atreveré a hablar de nada sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para que los gentiles lleguen a obedecer a Dios. Lo ha hecho con palabras y obras, mediante poderosas señales y milagros, por el poder del Espíritu de Dios”.

(Romanos 15: 17-19 NVI)

Tomaste la decisión más importante de tu vida, dar un paso más allá de lo corriente, para arriesgarse a probar a Dios en la primera línea del campo de batalla y ser un soldado del ejército de Cristo. Haz decidido ir al frente de su mano para extender su reino en la tierra, ser fortalecido y rendir tu corazón a sus pies deseando con todas tus fuerzas, que Él gobierne tu vida, guiándote por caminos de justicia y santidad, para dejar una huella en aquellas personas que hoy te ven como un ejemplo a seguir.

La verdadera madurez espiritual la encuentras cuando aceptas tu llamado y lo ejerces con seriedad. Imagínate que Jesús, hubiera actuado como un líder inalcanzable, arrogante e intocable o lo que es peor, se hubiera concedido pequeños periodos de tiempo sabáticos, dejando de lado sus responsabilidades, desenfocándose del objetivo para el cuál había venido a éste mundo.

Servir a Dios no es una obligación ni una carga, es un privilegio, parece frase de cajón pero es una bendición poder hacerlo. Esto no funciona como una mafia, tienes total libertad de elegir a quién sirves, nadie pondrá un revolver sobre tu cabeza si te apartas y tomas la decisión de renunciar, es algo entre tú y Él, fruto de tu honestidad y sinceridad.

“Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto.”

(Eclesiastés 12:14 NVI)

Si eres un verdadero seguidor de Cristo y lo conoces, sabes que Él jamás renunció a su propósito. Fue fiel hasta el final, totalmente comprometido. Se sintió desanimado, angustiado, agobiado  y cargado, pero sabía quién era su fuente de ánimo y consuelo. Oró con pasión, clamó al cielo por fortaleza y sabiduría (Lucas 22:44 NVI), estuvo tentado a tirar la toalla, o bueno eso intentó el enemigo que Él hiciera, pero con su mirada fija al cielo, no dio su brazo a torcer, confiado de la recompensa eterna que trae la obediencia, entregando su propia vida, para dar cumplimiento a su llamado.

Con tu servicio light, crucificas a Jesús una y otra vez, lo haces sentir insignificante y sin importancia, ¿Realmente crees que la tibieza con la que hoy actúas, lo hace sentirse orgulloso?, discúlpame por lo que te voy a decir, pero eres testarudo al tratar a Dios, como si tuviera que mendigar un poco de tu amor, te recuerdo que  Él es el dueño de todo lo que existe, te ama y espera más de ti, no lo defraudes.

Por último, piensa en eso que le prometiste harías en su nombre, analiza cómo lo estás haciendo, porque en Eclesiastés 5:4 NVI, se nos advierte acerca de lo importante que es cumplir nuestros votos y de la identidad de necios que recibimos a causa de nuestro desinterés y falta de sensatez, lo que suceda de aquí en adelante queda en tu conciencia.

 

»No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino sólo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos muchos milagros?” Entonces les diré claramente: “Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí, hacedores de maldad!”

(Mateo 7:21-23 NVI)

 

Escrito para www.conectadosconcristo.com