Estaba revisando el Facebook y vi que uno de los primos “peques” de mi esposa escribía en tono lastimero y con aire existencialista: “¿Será que somos títeres de DIOS o del diablo?”, a lo que ella le contestó algo así como: “Tenemos la libertad de tomar decisiones, nuestro destino es producto de ellas, no podemos culpar a los demás de nuestros errores”. La amé aún más por esa respuesta.
Hace unos días estaba tarareando una de las canciones que me gusta, se llama Keep Movin’ es de Toby Mac y es bastante buena y “pegajosa”, trata de alguien que le dice a una persona que se siente abatida: Sigue caminando, sigue adelante, hasta que la mañana venga, levanta tu cabeza porque esto aún no ha terminado.
Le habla como si fuera un soldado, como si estuviera en la mitad de una guerra, le hace saber que los días no serán fáciles, pero que no debe dejarse derrotar porque el SEÑOR lo ayudará a salir delante de cualquier situación; pienso que de eso se trata la fe, de creerle a DIOS, aun cuando las circunstancias nos digan lo contrario.
En realidad no es nada nuevo lo que dice, pero reflexioné en ello y vi en retrospectiva mis triunfos y derrotas, creo que todos tenemos momentos de los que no nos sentimos orgullosos y otros momentos de gloria en los que nos sentimos cerca del corazón de DIOS. Es tan humana la fragilidad de nuestra alma y tan divina la fuerza interior que Él les impregna a sus hijos.
Es un mensaje que me hizo pensar sobre la guerra de la que habla Pablo en Efesios 6:12, la que a veces pensamos sólo existe en ese pasaje y en la mente de los creyentes más paranoicos, pero que se vive en la tierra cada día y nos llena de angustia, nos desgarra el alma. Una guerra en la que podemos elegir el bando, la estrategia y las armas.
Aunque muchas veces la guerra es contra nosotros mismos, nuestros deseos oscuros y nuestras malas decisiones; hay una frase en la canción que fue el conector que me llevo a comprender que la guerra puede ser tan difícil como yo quiera: Puedo sostener tu mano, pero no puedo hacer que voltees la mirada hacia la libertad.
La traducción es mía, tal vez no sea la mejor, pero creo que encierra la idea de la frase y la idea principal de este escrito; no por escondernos debajo de las piedras la guerra no nos va a afectar, se trata de ser libres por medio de CRISTO, enfrentando nuestros miedos, miserias, luchas y pecados e hilando una cadena de buenas decisiones.
Imagino las viejas películas de soldados, cuando termina la guerra y el ejército regresa a casa: la mayoría aun siendo muy jóvenes corren a los brazos de sus padres o la novia de la foto que guardaba entre un bolsillo escondido en la chaqueta, habrá aplausos, sonrisas, flores y vítores de alegría por su regreso a casa.
Pero no todo será alegría también se mostrará el cuadro gris en donde quedará el recuerdo y la tristeza profunda del PADRE que perdió su hijo en cualquier batalla o lo imagina atrapado en medio del suplicio como prisionero de guerra.
Si él fuera el protagonista de la historia me gustaría verle desgastado por la ferocidad de la lucha, pero feliz de saberse vencedor y con la esperanza de abrazar al PADRE cuando termine el camino, por eso le grito: ¡Sigue caminando!, aun cuando sientas que no tienes fuerzas y el hambre, el frío y las heridas mermen tu cuerpo.
La esperanza de una vida mejor a su lado, la ausencia de dolor y odio, nos ayudan a seguir caminando, siente el olor del guiso preferido de tu casa, piensa en lo que dijo mamá: “Dispárale a la luna, hijo”, aférrate a algo que te imprima las fuerzas suficientes para regresar a casa y sigue caminando… “Quien cree en mí no morirá jamás, porque yo soy el camino, la verdad y la vida”.
Escrito por: Cesar Osorio para www.conectadosconcristo.com