El tema de la coherencia es bien importante cuando se trata de un emprendedor, del cual suponemos desea ser alguien exitoso en lo que hace, exitoso con su idea y/o negocio. Un emprendedor sin coherencia es como un padre sin autoridad. Puede decir mil cosas positivas, que a la gente le suenan hermosas pero esas palabras nunca van a cruzar los muros. Sin coherencia no solo se pierde la misma persona, sino que ella hace perder a quienes lo siguen constituyendo una montaña de contradicciones que tarde o temprano se vendrán abajo como una avalancha.
Parafraseando a Jokoi Kenji, un trabajador social colombo japonés, cuando un padre le dice a su hijo que diga la verdad, porque decir mentiras es malo, pero al rato entra una llamada telefónica y le dice que diga que él no está, ese padre pierde el tiempo con lo que haya dicho que se debe hacer, pues su hijo no va a hacer lo que dijo sino lo que vio que hizo papá. Lo mismo ocurre cuando nos aventuramos con visiones gigantes, ideas revolucionarias, startups o negocios brillantes y en nuestro interior no existe alguien coherente, alguien que cumple lo que dice, que es responsable por todo en lo que se compromete. Puede que la gente nos siga por un tiempo, pero cuando se den cuenta, la avalancha es solo cuestión de tiempo. Nadie más nos apoyará, nadie más comprará la idea, nadie más estará ahí desinteresadamente. La duplicidad se llevó las oportunidades, los negocios y los amigos.
En un negocio de redes de mercadeo que emprendí hace un tiempo era muy típico el tipo de comportamiento incoherente. Sin embargo, no quiero juzgar, solo demostrarte lo que ocurre cuando no hay coherencia. Normalmente se hablaba bastante de libertad financiera como la máxima de ese negocio. Yo realmente creo en ese tipo de negocios. Lo que ocurría, es que veías a personas pagando con sus tarjetas de crédito algo que no podían, si se viera desde el punto de vista económico. Se endeudaban hasta el cuello pero seguían hablando de libertad financiera y aún vi a varios meterse en más deudas cuando lo que se hablaba en el negocio era construir activos que pagaran otros activos. Poco a poco, no puedo negar, esas personas fueron perdiendo credibilidad ante mí, pues no quería imitar esa manera de vivir. Eso no es lo que quiere Dios para un emprendedor, eso no inspira a nadie, eso no es vida. Es preferible que conserves tu empleo si saldrás a ser incoherente con los demás y contigo mismo. Asegúrate de aplicar todo lo que hables y ser ejemplo a donde quiera que vayas. No te metas a defender temas de los cuales no eres ejemplo.
Emprendedor, si quieres tener éxito siempre aplica coherencia. El éxito lo construyes día a día con cada decisión, con cada cosa que dices, pero sobre todo con cada cosa que haces. La gente imitará lo que haces no lo que digas y si tus actos son incoherentes solo cosecharás demencia. El líder no obliga a hacer cosas a sus seguidores, un líder las hace para luego duplicarlas y lograr que su equipo también las haga.
Pregúntate: ¿Cumplo mis compromisos? ¿Soy puntual? ¿Siempre cumplo lo que digo? ¿Llego a las reuniones que dije que iría? ¿Digo mentiras piadosas? ¿Aplico cada cosa que leo o aprendo primero en mi vida? ¿Le exijo a los demás a hacer cosas que yo mismo no hago?
Espero hagas este análisis retrospectivo y ayude mucho. Te dejo con unas palabras de Stephen Covey: “La coherencia sugiere que haya armonía, unidad e integridad entre visión y misión, roles y metas, prioridades y planes, deseos y disciplina”
¡Bendiciones emprendedor!
Escrito por David Andrés Rincón para www.conectadosconcristo.com