Hace un par de semanas en mi grupo de conexión (Léase célula) tuvimos la visita de un invitado especial, se llama José Richar y es un joven de unos 25 años aproximadamente, él tiene una condición especial, es invidente, sordo y mudo; luego de contarnos su historia con DIOS y hacernos algunas preguntas, me sentí más confrontado que nunca.

Lo vimos llegar de la mano de nuestro líder de grupo, que es intérprete del lenguaje de señas, él nos dijo como introducción el nombre de nuestro invitado especial y nos comentó sobre sus limitaciones físicas, acto seguido José Richar en lenguaje de señas se presentó y nos comentó que estaba muy contento de compartir con nosotros ese momento.

Realmente quedamos pasmados al ver cómo José Richar tocaba las manos de su intérprete y entendía perfectamente el mensaje que él le quería transmitir, generalmente uno piensa que personas con este tipo de limitaciones ya no tienen la posibilidad de comunicarse con otras personas y obviamente con el mundo alrededor.

Nuestro invitado nos relató (a través del intérprete) que nació con una enfermedad extraña que ataca los sentidos del oído y la vista, pero que ésta se desarrolló en él a partir de los 9 años de edad, cuando comenzó a tener problemas de escucha y tuvo que asistir a un instituto en donde con muchos esfuerzos logró aprender el lenguaje de señas, años más tarde quedó sumido en el silencio total.

Al parecer los problemas de José Richar estaban desapareciendo al encontrar cómo comunicarse, el lenguaje de señas le dio esperanza, pero fue cuando comenzó el proceso de pérdida de la visión, que progresivamente los colores comenzaron a desaparecer de su vida, de nuevo estaba en el punto de partida, asustado y confundido comenzó a aprender a manejar el bastón y el idioma Braille.

Siendo un muchacho de unos 16 años aproximadamente este hombre valiente pierde su visión. La situación trajo dolor a su vida y a la de su familia, hasta el punto que quiso terminar con su vida, se estaba convenciendo que era un estorbo para todos alrededor; las preguntas y sus crisis emocionales se convertían en fantasmas que le atormentaban en una noche eterna.

Un día estando solo en casa y decidió salir frente a su casa, sabía que había un árbol plantado cerca de la entrada cruzando la calle, armado con un cinturón y con la idea de suicidarse quiso colgarse allí mismo, de repente escuchó una voz que le susurró: “No lo hagas”, casi de inmediato escuchó una voz que le decía “tú no sirves para nada, eres un inútil, deja que tu familia sea libre, sólo hazlo”.

Estaba frente a una dicotomía, el dolor y la desesperación de sentirse un estorbo era insoportable, pero decidió escuchar la primera voz, entonces se alejó del árbol y regresó a su casa, estando en la sala rompió a llorar y le pidió perdón a DIOS por su intento de suicidio, desde ese entonces su relación con DIOS se hizo realidad y se ha estado estrechando cada día más.

DIOS le dijo a José Richar lo mucho que lo amaba y que era un instrumento para llevar su mensaje de amor a los demás, nuestro amigo no dudó más de que fuera útil para DIOS y que en su vida había un propósito más grande del que él podía entender, así que en lenguaje Braille comenzó sus estudios sobre la palabra de DIOS.

José Richar nos contó cómo DIOS es su intérprete y cómo se comunican en señas durante horas, nos preguntó si podíamos ver, si podíamos oír y si podíamos hablar, todos respondimos con un sí que fue traducido a señas, entonces nos preguntó: Y si es así, ¿Cuál es el problema de cada uno para comunicarse con DIOS?, ¿por qué a veces somos ciegos, sordos y mudos?

Nos hizo énfasis en que la voz de DIOS se escucha con el corazón, que ésta nos conduce a cumplir sus propósitos, que nos ayuda a encontrar nuestra razón de ser, porque cada uno de nosotros es importante en su reino, porque cada uno de nosotros es un ladrillo en su castillo. Necesitamos escuchar y entender la voz de DIOS, porque nuestras decisiones afectan al mundo.

José Richar nos ayudó a entender que no hay límites en la comunicación con DIOS, que a pesar de nuestras limitaciones ÉL nos entiende perfectamente, porque es el intérprete de nuestros pensamientos, emociones, sentimientos, intenciones y acciones, sólo ÉL interpreta si realmente escuchamos su voz y somos obedientes. DIOS nuevamente demostró que para nosotros sus hijos existe un lugar especial en su corazón.

Escrito por Mr.Cesos para www.conectadosconcristo.com