A punto de finalizar el año, son muchas son las reflexiones que conducen a realizar un balance de nuestras actividades.  Cuando vivimos un año lleno de diversas experiencias es seguro que muchas de ellas fueron positivas y otras no. La vida es una aventura que requiere de toda nuestra atención, sin embargo algunos detalles de este recorrido pueden haber escapado de nuestras manos y pueden haber llevado a que algunas de nuestras metas para este año no se hayan podido alcanzar.

La Biblia nos  permite conocer la historia de Nehemías, quién asume el desafío de reconstruir el muro de la ciudad de Jerusalén, con el propósito de hacer la ciudad habitable y segura. Nehemías responde a este desafío tras enterarse de que su pueblo estaba pasando por dificultades, y decide exponer su propia vida ante el rey, pidiéndole permiso para dirigirse a Jerusalén a reconstruir el muro. Esta historia la puedes leer en el libro de Nehemías.

Son varias las lecciones que podemos aprender sobre liderazgo a través de la obra de este siervo de Dios. Sin embargo, permíteme concentrarme en el resultado, el levantamiento del muro, y en algo que podemos leer en este libro y que llamaremos convicción.

Nehemías,  quien era copero bajo el mandato de un rey persa Antajerjes I, es considerado por algunos teólogos como el Santiago del Antiguo testamento, quién desafiaba a las personas a mostrar su fe a través de las obras.

Como Nehemías, quizás hemos intentado reconstruir (o alcanzar) algo a lo largo de este año (nuestras relaciones familiares, nuestra experiencia laboral, nuestra relación con Dios, etc.). Este personaje se topo con múltiples dificultades para lograr reconstruir el muro. La lección que aprendemos de la historia de este hombre de Dios, es que enfrentar este desafío inició con una convicción en su corazón: su oración sería escuchada por Dios…

“¡Oh Señor, te suplico que oigas mi oración! Escucha las oraciones de aquellos quienes nos deleitamos en darte honra. Te suplico que hoy me concedas éxito y hagas que el rey me dé su favor. Pon en su corazón el deseo de ser bondadoso conmigo.”

Nehemías 1:11 – NTV

La convicción de que su oración llegaba a oídos de Dios, le dio la seguridad para enfrentar a sus adversarios (Neh 2:9-20), la sabiduría para enfrentar la oposición (Neh 4:1-23; Neh 6:1-14) y le permitió demostrar la persistencia necesaria cuando los obreros deciden abandonar la obra (Neh 4:10,11).

Es probable que al igual que muchos de nosotros, te haya faltado convicción, la convicción de que nuestro Dios acompañaría tus proyectos, conforme a Su voluntad, y que permitiría que terminaras este año bien, y por ello tu muro está al 20%, 40% o 70%.

Pero ánimo, aunque no hayas alcanzado cada meta que te hayas propuesto para este año, aún puedes terminar este año bien, solo necesitas tener la convicción (FE) para reconocer que Dios es más grande que cualquier circunstancia desafortunada e incluso más grande que nuestra propia negligencia.

Sin embargo, terminar este año bien, requiere que salgas de la zona de confort decembrina (que te lleva a pensar que no hay nada más por hacer) y retomes en estos días que restan del año tus metas, tus sueños, y los lleves delante de Dios como lo hizo Nehemías, para que termines bien el 2015 e inicies bien el 2016 (el año para alcanzar aquello que quedó pendiente de 2015 y lo que tienes pensado para el año que viene).

De la mano de Dios, con la ayuda de Jesús y la guía del Espíritu Santo puedes pensar desde ya en este año que llega, solo entrega tu vida a Él.

Hoy te bendigo!

Escrito por un cristiano a pie para www.conectadosconcristo.com