“El Señor le dijo a Moisés: 2 «Hazte dos trompetas de plata labrada, y úsalas para reunir al pueblo acampado y para dar la señal de ponerse en marcha. 3 Cuando ambas trompetas den el toque de reunión, toda la comunidad se reunirá contigo a la entrada de la Tienda de reunión. 4 Cuando sólo una de ellas dé el toque, se reunirán contigo únicamente los jefes de las tribus de Israel. 5 Al primer toque de avance, se pondrán en marcha las tribus que acampan al este, 6 y al segundo, las que acampan al sur. Es decir, la señal de partida será el toque de avance. 7 Cuando se quiera reunir a la comunidad, el toque de reunión que se dé será diferente. 8 »Las trompetas las tocarán los sacerdotes aaronitas. Esto será un estatuto perpetuo para ustedes y sus descendientes. 9 »Cuando estén ya en su propia tierra y tengan que salir a la guerra contra el enemigo opresor, las trompetas darán la señal de combate. Entonces el Señor se acordará de ustedes y los salvará de sus enemigos. 10 »Cuando celebren fiestas en fechas solemnes o en novilunios, también tocarán trompetas para anunciar los holocaustos y los sacrificios de comunión. Así Dios se acordará de ustedes. Yo soy el Señor tu Dios.» Desde el Sinaí hasta Parán 11 El día veinte del segundo mes del año segundo, la nube se levantó del santuario del pacto. 12 Entonces los israelitas avanzaron desde el desierto de Sinaí hasta el desierto de Parán, donde la nube se detuvo. 13 A la orden que el Señor dio por medio de Moisés, los israelitas emprendieron la marcha por primera vez. 14 Los primeros en partir fueron los escuadrones que marchaban bajo el estandarte del campamento de Judá. Los comandaba Naasón hijo de Aminadab. 15 Natanael hijo de Zuar comandaba el escuadrón de la tribu de Isacar. 16 Eliab hijo de Helón comandaba el escuadrón de la tribu de Zabulón. 17 Entonces se desmontó el santuario, y los guersonitas y meraritas que lo transportaban se pusieron en marcha. 18 Les siguieron los escuadrones que marchaban bajo el estandarte del campamento de Rubén. Los comandaba Elisur hijo de Sedeúr. 19 Selumiel hijo de Zurisaday comandaba el escuadrón de la tribu de Simeón, 20 y Eliasaf hijo de Deuel comandaba el escuadrón de la tribu de Gad. 21 Luego partieron los coatitas, que llevaban las cosas sagradas. El santuario se levantaba antes de que ellos llegaran al próximo lugar de campamento. 22 Les siguieron los escuadrones que marchaban bajo el estandarte del campamento de Efraín. Los comandaba Elisama hijo de Amiud. 23 Gamaliel hijo de Pedasur comandaba el escuadrón de la tribu de Manasés, 24 y Abidán hijo de Gedeoni comandaba el escuadrón de la tribu de Benjamín. 25 Por último, a la retaguardia de todos los campamentos, partieron los escuadrones que marchaban bajo el estandarte del campamento de Dan. Los comandaba Ajiezer hijo de Amisaday. 26 Paguiel hijo de Ocrán comandaba el escuadrón de la tribu de Aser, 27 y Ajirá hijo de Enán comandaba el escuadrón de la tribu de Neftalí. 28 Éste era el orden de los escuadrones israelitas, cuando se ponían en marcha. Moisés invita a Hobab 29 Entonces Moisés le dijo al madianita Hobab hijo de Reuel, que era su suegro:—Estamos por partir hacia la tierra que el Señor prometió darnos. Ven con nosotros. Seremos generosos contigo, ya que el Señor ha prometido ser generoso con Israel.30 —No, no iré —respondió Hobab—; quiero regresar a mi tierra y a mi familia. 31 —Por favor, no nos dejes —insistió Moisés—. Tú conoces bien los lugares del desierto donde debemos acampar. Tú serás nuestro guía. 32 Si vienes con nosotros, compartiremos contigo todo lo bueno que el Señor nos dé. Israel se pone en marcha 33 Los israelitas partieron de la montaña del Señor y anduvieron por espacio de tres días, durante los cuales el arca del pacto del Señor marchaba al frente de ellos para buscarles un lugar donde acampar. 34 Cuando partían, la nube del Señor permanecía sobre ellos todo el día. 35 Cada vez que el arca se ponía en marcha, Moisés decía: «¡Levántate, Señor! Sean dispersados tus enemigos; huyan de tu presencia los que te odian.» 36 Pero cada vez que el arca se detenía, Moisés decía: «¡Regresa, Señor, a la incontable muchedumbre de Israel!»” Nuestro Dios es un Dios de orden. Nos exige estar atentos a sus señales, escuchar sus indicaciones y avanzar por el desierto de su mano poderosa. Es Él quien directamente comanda la conquista de nuestra tierra prometida; para algunos será su área laboral representada por el éxito profesional, para otros será el amor y la unidad en su familia o el fortalecimiento de un Ministerio de servicio que glorifique al Señor. Lo único cierto es que sus promesas se cumplen, porque su generosidad para con nosotros es infinita al suplir nuestras necesidades y estar siempre dispuesto a darnos todo lo bueno que anhelemos. Nos exhorta a entender que no será una sola marcha sino varias por diferentes desiertos, las que tendremos que emprender; que cada prueba que enfrentamos es una oportunidad más de crecer, de depender únicamente de Él, de confiar en su poder, de amarlo sin límites, de manera incondicional y de ser agradecidos en toda circunstancia. No debemos preocuparnos por lo que haya adelante siempre y cuando hagamos lo correcto y seamos obedientes, pues al hacerlo, marchará triunfante delante de nosotros, apartando del camino las amenazas que se levanten contra nosotros y defendiéndonos de cuanto peligro pueda acecharnos en el intento de alcanzar nuestros sueños y metas en la vida. Mi Dios, te amo y te necesito con todas las fuerzas de mi corazón. Tengo una tierra prometida que conquistar y sin las fuerzas que me da tu amor, no puedo avanzar seguro(a). Eres y significas todo para mi vida, ayúdame. Camina siempre a mi lado y guíame en cada desierto que enfrente. Tengo sueños que cumplir y deseo cumplirlos con tu aprobación. Declaro que tu victoria hoy me pertenece y que en mi avance por la vida, eres tú quien comanda mis acciones en pro de alcanzar mi felicidad y realización personal. En el nombre de tu hijo amado Jesús, te bendigo, te adoro y te alabo, Amén y amén.Texto Bíblico
Números 10 – NVI
La señal de las trompetas
Reflexión
Toque de avance
Las trompetas, eran tubos metálicos alargados que terminaban ensanchándose y eran utilizadas en los momentos más significativos del pueblo de Israel, para establecer orden y disciplina al congregarse, ponerse en marcha, salir al campo de batalla o celebrar las fiestas. Las trompetas, se ejecutaban de a dos y se consideraban instrumentos de los sacerdotes.
Oremos