TEXTO BÍBLICO

Isaías 38 (NVI)
Enfermedad de Ezequías

“38 Por aquellos días Ezequías se enfermó gravemente y estuvo a punto de morir. El profeta Isaías hijo de Amoz fue a verlo y le dijo: «Así dice el Señor: “Pon tu casa en orden, porque vas a morir; no te recuperarás”».

2 Ezequías volvió el rostro hacia la pared y le rogó al Señor: 3 «Recuerda, Señor, que yo me he conducido delante de ti con lealtad y con un corazón íntegro, y que he hecho lo que te agrada». Y Ezequías lloró amargamente.

4 Entonces la palabra del Señor vino a Isaías: 5 «Ve y dile a Ezequías que así dice el Señor, Dios de su antepasado David: “He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas; voy a darte quince años más de vida. 6 Y a ti y a esta ciudad los libraré de caer en manos del rey de Asiria. Yo defenderé esta ciudad. 7 Y esta es la señal que te daré para confirmar lo que te he prometido: 8 Haré que en la escala de Acaz la sombra del sol retroceda las diez gradas que ya ha bajado”». ¡Y la luz del sol retrocedió las diez gradas que ya había bajado!”

REFLEXIÓN

Total potestad y soberanía

Nuestro Padre celestial, tiene la potestad y soberanía de decidir cuál será nuestro destino, y en muchas ocasiones podremos no estar de acuerdo con sus decisiones. Nos enfrentamos con circunstancias inesperadas en las que peligra nuestra vida y debemos decidir, si libramos la batalla o nos rendimos ante la adversidad.

Librar la batalla significa confiar en Él. La oración es un arma poderosa si se usa de la manera correcta; no se trata de pedir a diestra y siniestra para satisfacer nuestros deseos carnales, sino entregarle a Dios nuestras cargas con total honestidad, abriéndole nuestro corazón a aquel que nos creó y permitiéndole a Él, tomar acciones concretas sobre los asuntos que en estos momentos nos roban la paz.

El Señor escucha y responde nuestras oraciones, no somos invisibles a sus ojos. Él conoce nuestro sufrimiento y preocupación y ha prometido restituirnos todo lo que nos han arrebatado, si fijamos la mirada en las cosas del cielo y no en las de la tierra. Para el cristiano hasta la muerte es ganancia, porque nuestra meta es clara, compartir en la eternidad junto a Él, en plena paz, sin dolor, sin tristezas y en victoria; así que rendirse o tener miedo a la muerte, no es una opción si estamos con Cristo.

Alabanza sugerida

Canción: No me rendiré – Lorelei Terón

Ver video aquí: https://bit.ly/2mxMpUw

OREMOS

Señor, no me rendiré ante la adversidad, confío en que soy victorioso(a) porque tú vas delante de mí, allanando caminos de justicia para mi vida. Eres lo mejor que me ha pasado, llenas mi corazón de paz y esperanza. Rechazo cualquier pensamiento de derrota y te concedo la mayordomía total sobre todos mis asuntos. En el nombre de Jesús he orado, amén y amén.