“Ante ese espectáculo de truenos y relámpagos, de sonidos de trompeta y de la montaña envuelta en humo, los israelitas temblaban de miedo y se mantenían a distancia. Así que le suplicaron a Moisés: —Háblanos tú, y te escucharemos. Si Dios nos habla, seguramente moriremos. —No tengan miedo —les respondió Moisés—. Dios ha venido a ponerlos a prueba, para que sientan temor de él y no pequen. Entonces Moisés se acercó a la densa oscuridad en la que estaba Dios, pero los israelitas se mantuvieron a distancia.” Conozco personas que no le hablan directamente a Dios y realmente no entiendo por qué utilizan otras figuras como intermediarios entre Él y ellos. Le entregan su petición o mensaje a un santo, a un familiar muerto, a la virgen María y a otras figuras religiosas para que sirvan de mensajeros, actuando de la misma manera que los israelitas, pensando que si le hablan a Dios morirán, les pasará algo malo, o no estará dispuesto a atender sus necesidades ni a escucharlos. En el cielo no hay burocracias, la oficina de Dios es de puertas abiertas a los que lo buscamos. No lleva una agenda ocupada, anhela que acudas a Él para que juntos solucionen aquello que te preocupa y entristece, o que alegres celebren tus triunfos, logros y peticiones concedidas. A Él le gusta sorprendernos, evaluarnos, ponernos a prueba, no para vernos derrotados, sino porque sabe quiénes somos, de qué somos capaces y hasta dónde podemos llegar. No te angusties si te encuentras hoy en la más densa oscuridad, Dios está ahí contigo, confía en su poder, Él quiere que salgas aprobado para pasar a un nivel mucho más alto de su mano. A veces me da vergüenza acercarme a ti olvidando que mi pecado puede ser perdonado si me presento delante de ti arrepentido(a) y comprometido(a) a cambiar y no volverlo a cometer. Perdóname porque mis prejuicios hacen que sienta miedo, porque mi predisposición ante un Dios que según las tradiciones humanas es castigador, me impide tener una relación personal, íntima y cercana para conocerte y saber que no necesito a nadie en medio, para poder oír tu voz y que tu escuches la mía. Te agradezco Padre amado que estés ahí y me permitas ver tu luz en medio de la oscuridad de mi vida. Gracias por amarme, por venir en mi ayuda cuando lo necesito, por estar atento a lo que me sucede a diario y por no poner obstáculos entre los dos para que pueda desahogarme directamente contigo quien eres el único que puede dar solución y mostrar el camino a lo que hoy me inquieta. Te amo Dios, en el nombre de Jesús tu hijo amado, amén y amén.Texto Bíblico
Éxodo 20: 18 – 21 NVI
Reacción temerosa de los israelitas
Reflexión
Truenos y densa oscuridad
En alguna ocasión, tuve una conversación con una amiga, quien por mucho tiempo había estado separada de Dios. No oraba ni le hablaba al Señor, por miedo a lo que Él le pudiera decir a causa de lo que había hecho, sentía vergüenza y temor. Ella no me confió su pecado, pero fui enfática en recordarle que nuestro Dios nos ama, nos perdona y está a la espera de que lo busquemos, no solo cuando soportemos truenos, relámpagos y nuestra vida se encuentre envuelta en humo que no te deja ver lo que hay a tu alrededor, sino también cuando el sol brille y disfrutemos de una paz inimaginable en todas las áreas de nuestra existencia.
Oremos
Devocional diario www.conectadosconcristo.com