Es impresionante para mi ver la cantidad de personas que se creen menos que otros y convierten esa baja autoestima en su realidad. Esa realidad crea y moldea sus destinos y sin darse cuenta los lleva a tener unos resultados terribles en su vida personal, familiar, espiritual y financiera. Hoy quiero desenmascarar este pensamiento que muchas veces tenemos y ni siquiera nos damos cuenta que existe. El problema es que es como un virus que crece en silencio y cuando hace metástasis estás hundido, creyéndote muy poca cosa frente a todo lo que Dios te promete. Y si no creemos lo que Dios nos dice no sirve que nos lo diga en el sentido de que no ocurrirá.
Este artículo está inspirado en una película que vi hace un par de meses llamada “Ni en tus sueños” o en inglés “She´s out of my league”. El protagonista es un joven que vive su vida creyéndose muy poco. Esto lo lleva a rodearse de personas que alimentan ese pensamiento pues sus amigos comienzan un día a calificarse a sí mismos por lo que tienen o hacen frente a chicas. Esa conversación lo lleva a pensar que realmente no tiene nada para ofrecer y casi cualquier niña que quisiera cortejar estaría por fuera de su alcance pues de uno a diez, solo es un cinco. Un día una niña muy linda, cansada de lo arrogantes que son los hombres que la cortejan, decide buscar a alguien con un corazón más humilde y sensible y lo elige a él. Al principio es muy chistoso pues este joven no sé explica cómo alguien como ella se ha fijado en él. Ella es inteligente, físicamente hermosa, popular y con mucho dinero. Él es torpe, nada atractivo, solo lo conocen sus padres y su familia es un poco disfuncional. Un día vuelve a tener la discusión de la calificación con sus amigos y se dice a sí mismo que es un 5 mientras ella es un 10, que todo será un fracaso y eso lo hace actuar de acuerdo a sus pensamientos arruinando la relación que sinceramente quería sostener la linda chica.
Te cuento esta historia porque todos tenemos esta lucha mental. Piensa en alguien que haya estudiado contigo o haya sido amigo del barrio y hoy veas que tiene mucho éxito con algo que emprendió. Todos tenemos esta clase de amigos o conocidos y ¿qué es lo que pensamos cuando los vemos tener una vida linda y nos estamos sintiendo tan poco? Tendemos a pensar “es que él siempre fue un 10 y yo apenas soy un 5”, “es que él siempre fue más juicioso o inteligente que yo”, “es que esa niña siempre fue más bonita que yo”, etc. Justificamos nuestro fracaso bajándonos de nivel y eso es mentira. Dios no nos dio un espíritu de temor sino de amor, de poder y de dominio propio. ¿Crees que es correcto menospreciarte solo para justificar el éxito de otra persona? Dios quiere que comiences a creerte un 10. Él quiere que eleves tu mirada y te veas como Él te ve. Papá Dios te creó para ser un 10, si no, ¿cuál es el sentido?
Recuerdo mucho un día en que una profesora que quiero mucho me pidió el favor en el colegio de que cuidara a sus niños. Se trataba de un grado de quinto de primaria. Yo acepté ayudarle para que durante 2 horas los niños desarrollaran un taller de matemáticas. No conocía a ninguno de los niños y empecé a ayudarlos. Hubo uno que capturó mi atención pues me pidió ayuda más veces de lo normal y comencé a felicitarlo cuando vi que entendió. Lo halagué un par de veces y al cabo de una hora el niño, completamente solo, ya casi terminaba. Los demás estaban en grupos, pero este niño continuaba solo. Decidí retarlos un poco y decirles que ese niño solo ya casi había terminado el taller. Cuando dije eso, la mayoría de niños me refutaron diciendo que él era el más bruto de la clase, otros solo se rieron incapaces de creerlo. Al finalizar la clase, tenía un paquete de galletas en mi bolsillo y decidí dárselo al niño por sus buenos resultados y los demás volvieron a refutar diciendo que él era el más tonto y desjuiciado. En ese momento simplemente no me lo expliqué, pero hoy veo más claramente lo que ocurría. El niño se creía un 5 y veía a los demás como 10. Cuando lo halagué hice que su autoestima se elevara y se creyó capaz, durante 2 horas, de ser un 10. ¡Y vaya que lo hizo bien!
Muchas veces nos creemos lo que los demás dicen o dijeron de nosotros y olvidamos lo que Dios dice de nosotros. Los demás nos tacharon de brutos, lentos, desjuiciados, fracasados y nos lo creímos. Dios dice que somos sus hijos, salvos, sanos, victoriosos y lo olvidamos. ¿Los demás dijeron que éramos un 5, Dios dijo que somos 10 y le creemos más a simples mortales? ¿Qué nos pasa? Necesitamos elevar nuestra autoestima para creernos merecedores de las mejores cosas. Como lo dije en mi artículo “Cristiano Chiviado” es necesario creernos dignos, pues esa es la manera de que Dios traiga mejores cosas a nuestras vidas. Somos los protagonistas de la película de nuestra vida ¿Queremos que sea emocionante o aburrida? Entonces seamos valientes y creamos que nos merecemos ser felices, que merecemos una vida apasionante, que merecemos un futuro increíble y activemos las promesas de Dios sobre nuestras vidas. Todos los días trata de repetirte quién eres. Afírmalo y créelo. Mi ejercicio diario es decirme: Soy hijo de Dios, soy valiente, soy visionario, soy un hombre influyente, soy autentico, me gusta como soy, me gusta mi cuerpo, soy santo, soy sano, soy perdonado, etc. ¡No te imaginas cómo eso ha cambiado mi vida! Dios me ha cambiado a través de mis propias afirmaciones y hoy ya me las creo un poco más. Sigo trabajando en eso, pero ha habido bastante avance.
¿Y tú? Si no te la crees, nadie lo hará por ti. Dios no hará la tarea por ti.
¡Bendiciones emprendedor!
Escrito por David Andrés Rincón para www.conectadosconcristo.com
Me parece excelente y muy acertado. Definitivamente le creemos a los demás lo que dicen de nosotros y dudamos de nuestra identidad y lo que Dios ha dicho significamos para El. No somos más que otros, simplemente somos lo mejor para el Señor ?