TEXTO BÍBLICO
Salmos 119: 68-80 NVI
“65Tú, Señor, tratas bien a tu siervo,
conforme a tu palabra.
66 Impárteme conocimiento y buen juicio,
pues yo creo en tus mandamientos.
67 Antes de sufrir anduve descarriado,
pero ahora obedezco tu palabra.
68 Tú eres bueno, y haces el bien;
enséñame tus decretos.
69 Aunque los insolentes me difaman,
yo cumplo tus preceptos con todo el corazón.
70 El corazón de ellos es torpe e insensible,
pero yo me regocijo en tu ley.
71 Me hizo bien haber sido afligido,
porque así llegué a conocer tus decretos.
72 Para mí es más valiosa tu enseñanza
que millares de monedas de oro y plata.
Yod
73 Con tus manos me creaste, me diste forma.
Dame entendimiento para aprender tus mandamientos.
74 Los que te honran se regocijan al verme,
porque he puesto mi esperanza en tu palabra.
75 Señor, yo sé que tus juicios son justos,
y que con justa razón me afliges.
76 Que sea tu gran amor mi consuelo,
conforme a la promesa que hiciste a tu siervo.
77 Que venga tu compasión a darme vida,
porque en tu ley me regocijo.
78 Sean avergonzados los insolentes que sin motivo me maltratan;
yo, por mi parte, meditaré en tus preceptos.
79 Que se reconcilien conmigo los que te temen,
los que conocen tus estatutos.
80 Sea mi corazón íntegro hacia tus decretos,
para que yo no sea avergonzado.”
REFLEXIÓN
Un antes, un después
Antes de conocer del Señor, llevaba una vida sin fruto, era egoísta, soberbia, orgullosa y no tenía claro un propósito que me guiara por senderos de amor y de justicia. Tenía un vago conocimiento de la palabra de Dios, realmente no la leía y darle aplicabilidad era imposible, puesto que lo hacía sin meditar en ella y sin intenciones de conocer la voluntad del Señor en pro de mi obediencia.
Pero a través de mis pruebas, he podido conocer a un Dios real, ya no lo obedezco por obligación o por miedo, sino porque entiendo que Él siempre quiere lo mejor para mí y que es a través de sus preceptos, que me protege del mal.
Antes veía enemigos en todas partes, inclusive en las personas que más amaba, porque se negaban a ceder a mis demandas absurdas; hoy, reconozco claramente quién es mi enemigo y qué busca de mí y eso me ha hecho más fuerte y sensata a la hora de batallar por mis sueños y proyectos; ya no lo enfrento sola, sino de la mano de mi padre celestial.
A menudo pensamos en que no merecemos el sufrimiento y la incertidumbre a los que estamos expuestos cuando enfrentamos situaciones complicadas; pero cuando miro atrás, puedo ver que aprendí y crecí cada vez que me aferré al poder de Dios, dándole honra y honor, alabando su nombre cuando más triste me sentía.
Llorar limpia el alma y quien nos consuela, es Dios. La fe y la confianza en el Señor es esperanza. No nos falla y una vez ha puesto su mirada en cada uno de nosotros, no descansa hasta ver terminada su obra para ser glorificado y ver cumplidas sus promesas reafirmando su verdad en cada uno de nosotros.
Alabanza sugerida
Canción: Un largo viaje – Marcela Gándara
Ver video aquí: http://bit.ly/2fc1Vi7
OREMOS
Señor, muchas son las veces que me he sentido perdido(a), sin embargo, me has salvado y perdonado a fin de demostrarme cuánto me amas y valoras lo que soy y lo que tengo para darte. Padre amado, así imperfecto(a) como soy, honro tu presencia en mi vida y reconozco mi necesidad de ti. Me aferro a tus planes para mi vida y declaro que llegaré a ser quien tú quieres que yo sea. En el nombre de Jesús, amén.