“23 »No divulgues informes falsos. »No te hagas cómplice del malvado ni apoyes los testimonios del violento. 2 »No imites la maldad de las mayorías. »No te dejes llevar por la mayoría en un proceso legal. »No perviertas la justicia tomando partido con la mayoría. 3 »No seas parcial con el pobre en sus demandas legales. 4 »Si encuentras un toro o un asno perdido, devuélvelo, aunque sea de tu enemigo. 5 »Si ves un asno caído bajo el peso de su carga, no lo dejes así; ayúdalo, aunque sea de tu enemigo. 6 »No tuerzas la justicia contra los pobres de tu pueblo en sus demandas legales. 7 »Manténte al margen de cuestiones fraudulentas. »No le quites la vida al que es inocente y honrado, porque yo no absuelvo al malvado. 8 »No aceptes soborno, porque nubla la vista y tuerce las sentencias justas. 9 »No opriman al extranjero, pues ya lo han experimentado en carne propia: ustedes mismos fueron extranjeros en Egipto.” Hace unos días presentaron en las noticias el video de una riña sostenida por dos mujeres en el sistema de transporte público, en el que se insultaban y daban golpes por coger un puesto, a pesar de que una de ellas llevaba un bebé. Ante los ojos de muchas personas que estaban allí presentes y luego a millones que lo vieron por televisión, dieron un espectáculo vergonzoso con su falta de tolerancia y dominio propio. Aunque éste comportamiento es reprochable, los que presenciaron tal escena y no hicieron nada por evitar la confrontación, fueron cómplices del hecho. Muchas veces pensamos que es mejor no intervenir, porque podemos resultar lastimados, porque no es nuestro problema, o porque pensamos que si la mayoría no lo hace ¿yo porqué debo hacerlo?. Pienso que son muchas las maneras que como cristianos, podemos aportar para tener una mejor sociedad. La cultura ciudadana se da desde nuestro interior, en cuanto estamos dispuestos a ser solidarios y a ayudar al prójimo. Quizás si hubiera habido alguien allí dispuesto a cederle el puesto a alguna de ellas, el incidente no habría pasado a un nivel tan alto. Nuestros principios no son negociables. Como hijos de Dios, tenemos libre albedrio, pero antes de decidir hacer algo, debemos preguntarnos, si Dios estaría de acuerdo para evitar fallar y caer ante las tentaciones que el mundo nos ofrece, cargadas de ilegalidad, falsedad, mentira, calumnia, soborno e imparcialidad. Mantenernos al margen, no desviarnos del camino de la justicia y de la verdad, es la manera como garantizamos tranquilidad y paz no solo para nosotros sino para nuestra familia. En la palabra es común que se nos exhorte a amar a nuestros enemigos, aunque ellos se hayan esforzado por hacernos daño, no nos corresponde a nosotros juzgar y tomar partido, sino al Señor quien nos ha dicho una y otra vez que, permanecerá a nuestro lado aún en medio de la oscuridad, para levantarnos victoriosos, ante cualquier situación en la que se nos tilde de fracasados, pero eso demanda de todo creyente hacer el bien en toda circunstancia, dándole la gloria a quien representamos. Padre amado, que yo no sea cómplice de la injusticia, la inmoralidad, la ilegalidad y la deshonestidad en la que está sumida la sociedad actual. Recuérdame en cada instante que soy tu hijo(a) y que como tal debo comportarme. Que mis acciones reflejen tu amor y tu perdón, has un milagro en mí, para que pueda ver toda situación bajo tu perspectiva. Guíame y muéstrame el camino que debo seguir, para vivir de acuerdo a tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén y amén.Texto Bíblico
Éxodo 23:1-9 (NVI)
Leyes de justicia y de misericordia
Reflexión
Un buen cristiano es un buen ciudadano
Es fácil vernos envueltos en chismes y murmuraciones, así como también sin querer, podemos estar en el lugar equivocado cuando sucede algo que termina involucrándote sin ser el protagonista del asunto.
Oremos
Devocional diario www.conectadosconcristo.com