¿Cómo se podría definir a una persona que es cortés, gentil, considerada, atenta, amable, cariñosa y que valora las cosas que hacen por él?¡¡¡Una persona ideal!!! Contestaría una persona cualquiera.
Bien, esta es la descripción de una persona que disfruta de un gajo del fruto del Espíritu Santo que se conoce como la benignidad, y es sorprendente que ese sea solo uno de los siete que comprenden el fruto completo. Si la sociedad tuviera este gajito solamente no habría necesidad ni siquiera de los semáforos, porque al ser benignos tendríamos un trato suave con el prójimo y evitaríamos tantas confrontaciones con vecinos y conciudadanos.
Siempre tenemos el buen deseo de cambiar el mundo entero, de hacer algo que cambie el rumbo de esta sociedad decadente, pero tristemente nos precipitamos de frente con la pared de la realidad y nos desilusionamos al ver que eso es imposible. Pero los creyentes en Dios afirmarnos que: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13 Reina-Valera 1960 (RVR1960)) y sí, SÍ podemos hacerlo, pero lo que hay que hacer es cambiar el enfoque y no tratar de cambiar el mundo entero, hagamos algo más difícil, cambiemos primero nosotros mismos y de esa manera comenzaremos a impactar nuestro entorno más cercano, padres, esposos, hijos, hermanos, compañeros de trabajo, amigos, etc.
Nuestro ejemplo máximo e inmaculado, Jesús, nos enseñó en Mateo 7:12: 12: “Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti. Esa es la esencia de todo lo que se enseña en la ley y en los profetas”. (Nueva Traducción Viviente (NTV)). Entonces seamos benignos para recibir benignidad y no desfallezcamos como nos instó Dios mediante Pablo en Gálatas 6:9-10: “No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.”
Ahora apreciado lector no le planteo un reto sino una invitación, seamos benignos siempre y con todos así creamos que no lo merecen, porque pensándolo bien así fue como se comportó en la tierra aquel que es digno de adorar, Jesús.
En Cristo Jesús, Amén.
Escrito por Alejandro Vargas para www.conectadosconcristo.com