Cada día de vida que el Señor nos concede, es una oportunidad para celebrar y hacer una verdadera fiesta en agradecimiento eterno a Él por permitirnos gozar de sus bendiciones. Si hoy abriste tus ojos y respiras, es Dios confirmándote que confía plenamente en ti y que tienes cosas importantes por hacer en éste mundo, para su gloria y para su honra.