TEXTO BÍBLICO
Isaías 10:1-19 (NVI)
10 ¡Ay de los que emiten decretos inicuos
y publican edictos opresivos!
2 Privan de sus derechos a los pobres,
y no les hacen justicia a los oprimidos de mi pueblo;
hacen de las viudas su presa
y saquean a los huérfanos.
3 ¿Qué van a hacer cuando deban rendir cuentas,
cuando llegue desde lejos la tormenta?
¿A quién acudirán en busca de ayuda?
¿En dónde dejarán sus riquezas?
4 No les quedará más remedio
que humillarse entre los cautivos
o morir entre los masacrados.
A pesar de todo esto,
la ira de Dios no se ha aplacado;
¡su mano aún sigue extendida!
Juicio de Dios sobre Asiria
5 «¡Ay de Asiria, vara de mi ira!
¡El garrote de mi enojo está en su mano!
6 Lo envío contra una nación impía,
lo mando contra un pueblo que me enfurece,
para saquearlo y despojarlo,
para pisotearlo como al barro de las calles.
7 Pero esto Asiria no se lo propuso;
¡ni siquiera lo pensó!
Solo busca destruir
y aniquilar a muchas naciones.
8 Pues dice: “¿Acaso no son reyes todos mis jefes?
9 ¿No es Calnó como Carquemis?
¿No es Jamat como Arfad,
y Samaria como Damasco?
10 Así como alcanzó mi mano
a los reinos de los ídolos,
reinos cuyas imágenes superaban
a las de Jerusalén y de Samaria,
11 y así como hice con Samaria y sus dioses,
también haré con Jerusalén y sus ídolos”».
12 Cuando el Señor termine lo que va a hacer contra el monte Sión y contra Jerusalén, él dirá: «Castigaré el fruto del orgulloso corazón del rey de Asiria y la arrogancia de sus ojos». 13 Porque afirma:
«Esto lo hizo el poder de mi mano;
lo hizo mi sabiduría,
porque soy inteligente.
He cambiado las fronteras de los pueblos,
he saqueado sus tesoros;
como un guerrero poderoso
he derribado a sus reyes.
14 Como quien mete la mano en un nido,
me he adueñado de la riqueza de los pueblos;
como quien recoge huevos abandonados,
me he apoderado de toda la tierra;
y no hubo nadie que aleteara
ni abriera el pico y chillara».
15 ¿Puede acaso gloriarse el hacha
más que el que la maneja,
o jactarse la sierra contra quien la usa?
¡Como si pudiera el bastón manejar
a quien lo tiene en la mano,
o la frágil vara pudiera levantar
a quien pesa más que la madera!
16 Por eso enviará el Señor,
el Señor Todopoderoso,
una enfermedad devastadora
sobre sus robustos guerreros.
En vez de honrarlos, les prenderá fuego,
un fuego como de llama ardiente.
17 La luz de Israel se convertirá en fuego;
su Santo se volverá una llama.
En un solo día quemará sus espinos
y consumirá sus zarzas.
18 Destruirá de extremo a extremo
el esplendor de sus bosques y de sus huertos,
como enfermo carcomido por la plaga.
19 Tan pocos árboles quedarán en su bosque
que hasta un niño podrá contarlos.”
REFLEXIÓN
Un propósito eterno
Los planes de Dios son diferentes a los nuestros. Una cosa son nuestros sueños y otra muy distinta lo que Él tiene para nosotros. Queremos tener todo bajo control, pero el Señor es quién nos guía hacia un lugar seguro; aunque no podamos ver con claridad lo que sucederá en el futuro, ni conocer de antemano los retos que tendremos que enfrentar; todo obedece a un propósito eterno, que nadie puede arrebatarnos.
Justos y pecadores representan la bendición y la maldición, a través de las acciones sabias o necias que el hombre tome cada día. Es tan culpable el juez que hace mal su trabajo, como el que señala al inocente como culpable o el que afirma en negativo a su prójimo, sin revisar su conciencia primero. Unos y otros, serán juzgados sin excepción, por Dios, porque a nosotros no nos corresponde hacerlo.
Nuestro deber como creyentes es la obediencia. Nos cuesta amar y honrar a quienes nos persiguen; perdonar es una opción no elegible; vivir al servicio de los demás es un sacrificio que no estamos dispuestos a hacer; dar en vez de recibir es mediocridad espiritual pero preferimos permanecer en este estado, buscando la aceptación del mundo antes que la del Señor.
No permitas que el orgullo te impida ver a Dios en las pequeñas cosas. No es con tu fuerza, ni con tu conocimiento, que lograrás la victoria frente a lo que hoy oprime tu alma. Cada prueba, es una oportunidad de crecimiento, es la manera que Dios tiene de llamarnos al orden, de recordarnos que la última palabra la tiene Él frente a nuestras circunstancias y que sin fe y confianza en su poder, nada somos ni nada tenemos, porque absolutamente TODO lo que existe, le pertenece a Él y solo a Él.
Alabanza sugerida
Canción: Si no fuera por ti – Rojo
Ver video Aquí: https://bit.ly/2M7zrpQ
OREMOS
Señor, gracias por las pequeñas y grandes cosas que me das a diario. Mi experiencia a tu lado, me hace sentir completo(a) y protegido(a). Decido seguirte, sabiendo que junto a ti, mi alma halla descanso. Dejo atrás el orgullo, la arrogancia de querer controlar mi presente y mi futuro, mi necesidad absurda de querer cambiar el mundo en mis fuerzas, robándote tu soberanía frente a las circunstancias. Te amo y te necesito. Oro en nombre de Jesús y bajo la unción de tu Santo Espíritu, amén.