TEXTO BÍBLICO
Isaías 45:1-14 (NVI)
“45 Así dice el SEÑOR a Ciro, su ungido,
a quien tomó de la mano derecha
para someter a su dominio las naciones
y despojar de su armadura a los reyes,
para abrir a su paso las puertas
y dejar abiertas las entradas:
2 «Marcharé al frente de ti,
y allanaré las montañas;[a]
haré pedazos las puertas de bronce
y cortaré los cerrojos de hierro.
3 Te daré los tesoros de las tinieblas,
y las riquezas guardadas en lugares secretos,
para que sepas que yo soy el SEÑOR,
el Dios de Israel, que te llama por tu nombre.
4 Por causa de Jacob mi siervo,
de Israel mi escogido,
te llamo por tu nombre
y te confiero un título de honor,
aunque tú no me conoces.
5 Yo soy el SEÑOR, y no hay otro;
fuera de mí no hay ningún Dios.
Aunque tú no me conoces,
te fortaleceré,
6 para que sepan de oriente a occidente
que no hay ningún otro fuera de mí.
Yo soy el SEÑOR, y no hay ningún otro.
7 Yo formo la luz y creo las tinieblas,
traigo bienestar y creo calamidad;
Yo, el SEÑOR, hago todas estas cosas.
8 »¡Destilen, cielos, desde lo alto!
¡Nubes, hagan llover justicia!
¡Que se abra la tierra de par en par!
¡Que brote la salvación!
¡Que crezca con ella la justicia!
Yo, el SEÑOR, lo he creado».
9 ¡Ay del que contiende con su Hacedor!
¡Ay del que no es más que un tiesto
entre los tiestos de la tierra!
¿Acaso el barro le reclama al alfarero:
«¡Fíjate en lo que haces!
¡Tu vasija no tiene agarraderas!»?
10 ¡Ay del que le reprocha a su padre:
«¡Mira lo que has engendrado!»!
¡Ay del que le reclama a su madre:
«¡Mira lo que has dado a luz!»!
11 Así dice el SEÑOR,
el Santo de Israel, su artífice:
«¿Van acaso a pedirme cuentas del futuro de mis hijos,
o a darme órdenes sobre la obra de mis manos?
12 Yo hice la tierra,
y sobre ella formé a la humanidad.
Mis propias manos extendieron los cielos,
y di órdenes a sus constelaciones.
13 Levantaré a Ciro en justicia;
allanaré todos sus caminos.
Él reconstruirá mi ciudad
y pondrá en libertad a mis cautivos,
pero no por precio ni soborno.
Lo digo yo, el SEÑOR Todopoderoso».
14 Así dice el SEÑOR:
«Los productos de Egipto y la mercancía de Cus
pasarán a ser de tu propiedad;
los sabeos, hombres de elevada estatura,
marcharán detrás de ti en cadenas.
Se inclinarán en tu presencia,
y suplicantes te dirán:
“Hay un solo Dios, no hay ningún otro,
y ese Dios está contigo”».”
REFLEXIÓN
Un solo Dios
El Señor es concreto, nos dice de manera tajante y sin ningún prejuicio “Hay un solo Dios, no hay ningún otro, y ese Dios está contigo”».” Y nosotros con la mayor desfachatez, lo ponemos en duda cada vez que tenemos un problema. Nuestra falta de confianza en Él, mina el terreno hacia el cumplimiento de nuestro propósito y actuamos como obstáculo, cuando nuestro deber es únicamente obedecer.
Vemos que las cosas no nos salen con la rapidez y contundencia que esperamos, cuestionamos a Dios y le reprochamos su silencio, su supuesta falta de gestión, su incapacidad de cambiar nuestras circunstancias y a menudo lo culpamos de todo lo que nos pasa; pero al mirar al retrovisor, si analizáramos profundamente nuestras actuaciones, seguramente entenderíamos que nos ha faltado dar, ser, hacer, sentir y pensar más como Él quiere que nosotros demos, seamos, hagamos y sintamos.
Si la obediencia a Dios fuera nuestra bandera, estaríamos seguros que no existe nada que no esté bajo su control; que si caminamos de su mano y a su ritmo, creeríamos la verdad de que toda puerta que se abra o se cierre en nuestra existencia es para nuestro bien. Él está plenamente convencido de que quiere lo mejor para nosotros, pero con nuestra duda, falta de fe y perseverancia en quejarnos, retrasamos la bendición que ya nos ha sido concedida.
Toda acción tiene una consecuencia y en definitiva, contender contra el Señor no es la mejor alternativa; decidir cambiar nuestro estilo de vida espiritual pasivo y sin fruto, es el camino para establecer su reino en nuestra realidad personal…eres tú quien debe elegir, Él ya lo hizo desde el momento mismo en que te formó.
Alabanza sugerida
Canción: Gracias – Generación 12
Ver video aquí: https://bit.ly/2THwFdM
OREMOS
Señor, perdóname por cuestionarte, enfrentarte con quejas sin sentido y por no confiar en el amor que me has demostrado con creces tantas veces. Eres mi fortaleza, quien me defiende, quien me bendice cada día con tu presencia en mi vida y yo, aún dudo cuando me siento solo(a) y sumido(a) en mis problemas. Te amo y decido creer, avanzar en mi crecimiento espiritual, conocerte más y afirmarte como un Dios bueno y perdonador. Gracias por existir. En el nombre de Jesús y bajo la unción de tu Santo Espíritu, Amén.