TEXTO BÍBLICO
Isaías 32:1-8 (NVI)
El reino de justicia
“32 Miren, un rey reinará con rectitud
y los gobernantes gobernarán con justicia.
2 Cada uno será como un refugio contra el viento,
como un resguardo contra la tormenta;
como arroyos de agua en tierra seca,
como la sombra de un peñasco en el desierto.
3 No se nublarán los ojos de los que ven;
prestarán atención los oídos de los que oyen.
4 La mente impulsiva comprenderá y entenderá,
la lengua tartamuda hablará con fluidez y claridad.
5 Ya no se llamará noble al necio
ni será respetado el canalla.
6 Porque el necio profiere necedades,
y su mente maquina iniquidad;
practica la impiedad,
y habla falsedades contra el Señor;
deja con hambre al hambriento,
y le niega el agua al sediento.
7 El canalla recurre a artimañas malignas,
y trama designios infames;
destruye a los pobres con mentiras,
aunque el necesitado reclama justicia.
8 El noble, por el contrario,
concibe nobles planes,
y en sus nobles acciones se afirma.”
REFLEXIÓN
Una mano amiga
Constantemente hacemos distinciones entre a quién ayudar y a quién no; juzgamos si una persona nos pide ayuda económica desde nuestra ignorancia, porque no conocemos ni sus antecedentes ni su vida, el si es o no merecedor de nuestra compasión y generosidad.
¿Acaso no somos las manos y los pies de Jesús en esta tierra? ¿Queremos ser bendecidos sin bendecir a los demás? pedimos a Dios en oración su provisión, pero somos incapaces de brindar ayuda, respaldo, consuelo a nuestros semejantes. Nos hacemos llamar cristianos y somos los primeros en sacar conclusiones frente a la necesidad económica y espiritual de nuestros hermanos.
No podemos engañarnos, lo que tenemos nos lo ha dado Él, que es el dueño del oro y la plata de éste mundo. Las cosas materiales que poseemos no son nuestras, son de Él y nos permite administrar sus recursos, para que compartamos con otros de la abundancia que Él nos ha concedido, porque ese es el factor multiplicador de las riquezas que ostentamos.
Dar de comer al hambriento, de beber al sediento, hacer lo bueno, honrar a Dios con nuestras acciones, nos hace personas confiables. El no cumplirle a Dios al ser indiferentes frente al sufrimiento ajeno, compromete de alguna manera nuestra eternidad con Él.
Aunque no es por obras que somos salvos, las buenas acciones son necesarias para hacer sonreír a Dios. Un corazón humilde y dispuesto a ayudar sin esperar nada a cambio, dice más de nosotros que la cantidad de dinero o propiedades que acumulemos en nuestro trasegar por ésta tierra; no debemos olvidar que cuando seamos llamados a comparecer ante el Señor, nada podremos llevarnos y en el cielo sólo se tendrán en cuenta los tesoros que hayamos acumulado, a través de actos de amor y de bondad a favor de aquellos que necesitan hoy una mano amiga, más que el veredicto del más implacable juez.
Alabanza sugerida:
Canción: Al final – Lilly Goodman
Ver video Aquí: https://bit.ly/1w0bz8X
OREMOS
Señor, dame el discernimiento para reconocer a quién necesita ayuda, para poder brindarle apoyo cuando más lo necesite. Has de mi un instrumento de tu amor, ayúdame a ser de bendición para quienes me rodean. Amado Padre celestial, gracias porque a mi y a mi familia, no nos hace falta nada; gracias porque tu permaneces en medio de nosotros, guiándonos por caminos de justicia y de bondad. Amado Jesús, eres el más grande ejemplo de generosidad y amor que tenemos, permitenos seguir tus pasos, amén y amén.