En el artículo pasado tocamos un punto que me pareció importante ampliar en un nuevo blog. Se trata del principio de proactividad. Algunas personas me preguntaron a qué me refería exactamente con este principio, por lo cual voy a contarles lo importante que es vivir unas vida proactiva y responsable en vez de vivir una vida de víctima. Estoy convencido que Dios quiere que tomemos el volante, pero de su mano, en vez de entregárselo a las circunstancias trepado en su espalda.
El principio de proactividad lo aprendí de un libro judío increíble llamado Prosperidad Verdadera de Yehuda Berg, en donde el autor promovía hacerse responsable de la propia vida en vez de buscar culpables en los demás o en las circunstancias. Dicho de otra manera, si fracasas tu eres el responsable, si llegas tarde tu eres el responsable, no culpes al alcalde o al presidente o al tráfico, tu siempre eres el responsable. Cuando culpas a otro o a las circunstancias estás cayendo en un plan cuidadosamente elaborado por el enemigo pues él sabe que si eres victima te paraliza, eres como un zombi, te tiene indefenso y vulnerable esclavo de tus propias palabras, te quita efectividad y con el tiempo se asegura que no vivas la vida que Dios tenía planeada para ti. Así de importante es ser responsable de tus acciones y decisiones, pues no solo se trata de echarle la culpa a algo, se trata de que bajo esa atmosfera te convertirás en alguien a quien le suceden las cosas en vez de alguien que hace que las cosas sucedan, te vuelves manipulable y no emprenderás acciones propias, rotundamente necesarias para vivir lo que Dios soñó para nosotros al traernos aquí.
Una víctima dice “es que trabajo no hay”. Un responsable lo inventa.
Una víctima dice “es que no hay lideres”. Un responsable toma el liderazgo.
Una víctima culpa a las circunstancias. Un responsable crea nuevas circunstancias.
Una víctima llora. Un responsable vende pañuelos.
Una víctima le teme a tomar decisiones. Un responsable actúa.
Una víctima es llevada por la corriente. Un responsable crea la corriente.
De ahora en adelante preguntémonos ¿qué queremos ser, victimas o responsables? Tengamos en cuenta una y otra vez que no solo por orar 10 horas al día, estar trepado a la espalda de Dios vamos a tener la vida que él soñó para nosotros. Debemos tomar el volante, el control de nuestras propias existencias y de la mano de Dios crear nuevas circunstancias, dar pasos para obtener nuevos resultados.
Dios nos acompaña sin duda en cualquier situación, pero estoy seguro que quiere vernos tomar el control, ejercer nuestro libre albedrio para llegar a su voluntad. Ni, aunque queramos, Dios tomará el volante que el mismo nos entregó al crearnos, pues no nos hizo robots, nos hizo humanos, nos hizo sus hijos. ¡Sé responsable! ¡Crea un nuevo futuro desde ahora! En tus decisiones y manos está el talento, están los dones para lograrlo. ¡No te permitas nunca más ser una víctima, sonríe, toma coraje y avanza! ¡Con Dios serás imparable!
¡Bendiciones emprendedor!
Escrito por David Andrés Rincón para www.conectadosconcristo.com