TEXTO BÍBLICO

“Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!”.

(2 Corintios 5:17 NVI)

REFLEXIÓN

Pareciera ser que cuando decimos “sí acepto” ante un altar y pronunciamos nuestros votos a Dios de cuidar, amar, respetar y apoyar a nuestra pareja por el resto de nuestra vida, se desata una guerra espiritual entre ángeles y demonios, unos para evitar y otros para propiciar la ruptura y destrucción de aquello que ha sido bendecido por el Señor. Sin importar que tan lindo y especial fue el noviazgo, la convivencia y los malos hábitos de los cónyuges erosionan y debilitan la esencia de unidad y fortaleza que los llevó a tomar la decisión de compartir juntos su existencia.

Cuando no se tiene a Jesucristo como centro de la relación matrimonial, se da cabida al diablo, quien a través de los desaciertos, logra su cometido de resquebrajar el corazón de aquel que es víctima de la falta de comunión con Dios.

Conocí una pareja que justificándose en sus temperamentos fuertes, superaron el límite del respeto. Pasaron de palabras hirientes con las que el esposo convencía a su esposa de no ser ayuda idónea, ser una mujer indigna hasta de ir a la iglesia y ser una mala mamá según él, por no dar ejemplo de sumisión a sus hijas; a golpes mutuos que se fueron haciendo cada vez más frecuentes y de gran intensidad. Siempre había una razón para avalar aquellos comportamientos y aunque hicieron procesos de sanidad interior y terapias de pareja con psicólogos con quienes intentaron salvar su matrimonio, parecía ser un fracaso más en la larga lista de derrotas que cargaban en su pasado.

Fue solo hasta que reconocieron sus fallas delante del Señor y decidieron rendir su matrimonio a Él que las cosas comenzaron a transformarse. Ya no prevaleció el tener la razón, sino en cambiar la agresividad por amor y aceptación. Al reconocerse vulnerables y aceptar de manera honesta la guía del Espíritu Santo en su proceso de restauración que Dios pudo tomar el control. Si el orgullo y la falta de perdón prevalece, nada prospera.

Unidos a Cristo no se tiene en cuenta nuestra antigua manera de vivir. Hoy los veo optimistas y dispuestos, hay paz en su casa, su relación evolucionó y su compromiso por cumplir la voluntad de Dios es total. Quizás aún tienen dificultades en algunas áreas, pero no son nada que nuestro padre celestial no pueda resolver. 

Me gustaría que hoy asimiles el hecho de que absolutamente ninguna afirmación que otra persona haga sobre quien eres tú en el mundo, cambiará quien eres para el Señor. Lo que digan de ti se convertirá en realidad cuando lo aceptes como una verdad en tu vida. Eres hijo(a) de Dios, no puedes cambiar tu pasado, pero puedes librarte de el, renunciando a las experiencias y mentiras que te han dominado y perdonando a quienes te han ofendido y maltratado.

Alabanza sugerida

Canción: Reflejo – Janaimar
Ver video aquí: https://www.youtube.com/watch?v=Et9fWmgwDko

OREMOS

Gracias Señor por cubrir con tu gracia mi hogar. Aunque hemos pasado por muchas pruebas, tu nos has hecho vencedores. Perdona nuestra debilidad al actuar en nuestras fuerzas sin tener tu dirección. Soy tu hijo(a) y creo lo que has dicho de mi: Soy amado(a); escogido(a), redimido(a) y perdonado(a);estoy completo(a) en ti y te pertenezco desde la cabeza hasta mis pies. Me has dado vida y le has dado luz a mi existencia. En el nombre de Jesús, amén y amén.