“Yo no pierdo, yo gano o aprendo”- Nelson Mandela
Desde noviembre de 2009 se institucionalizó el 18 de julio como día internacional de Nelson Mandela, en una iniciativa de las Naciones Unidas que busca honrar su vida y su legado. El pasado 18 de julio se cumplieron cien años (100) de su natalicio y fue la ocasión perfecta para recordar su contribución a la construcción de una cultura de paz, libertad y reconciliación.
Mandela logró unir a un país en torno a un sentimiento de pertenencia, hizo entender a sus compatriotas que el concepto de nación es mucho más elevado que los odios raciales y los intereses personales. Algo que debemos copiar los cristianos si entendemos que el reino de los cielos es un concepto más elevado que las denominaciones que le asignemos a nuestra fe.
“Yo no pierdo, yo gano o aprendo” es una frase que resume la filosofía de un hombre valiente con la capacidad de vencer al enemigo más grande que todos tenemos, nosotros mismos. Nuestro ego y tendencia a eludir nuestras responsabilidades ha limado las garras de los leones que debemos luchar en pro del reino de DIOS.
Entiéndase bien que paz no es sinónimo de pasividad o permisividad, a veces para establecer la paz David tuvo que dirigir su ejército en contra de sus enemigos, como nosotros debemos tener una posición de avanzada frente a los asuntos del mundo, es necesario que de las iglesias salgan líderes políticos con valores, profesionales visionarios y artistas excepcionales.
Nuestro deber como cristianos es encontrar nuestro propósito y luchar para que éste se cumpla en nuestras vidas, dejar el legado de CRISTO a nuestros hijos e impulsarlos para que cumplan sus sueños y a través de ellos transformen el mundo, no debemos dejar que las ideas y la cultura del mundo permee nuestras comunidades, sino por el contrario que nosotros seamos los que leudemos al mundo.
Estoy convencido que cada uno de nosotros tiene un propósito por el cual debe luchar, pero a veces retrocedemos y permitimos que las circunstancias nos tomen ventaja y nos toque vivir una vida que no queremos vivir, una vida a la defensiva, mediocre y sin sentido. Nuestra victoria se trata de una vida de oración, de reflexión, pero también de acción, que traiga el reino de DIOS a esta tierra.
La guerra espiritual se gana en nuestras iglesias, en nuestros hogares y en el secreto con DIOS, pero la guerra cotidiana se gana en nuestras universidades, en nuestros trabajos y en la vida en sociedad. No importa que hayamos perdido algunas batallas, lo importante es reponernos, levantar la frente y continuar luchando.
Aquello que conocemos como utopías, sólo son posibles en las mentes de los hombres valientes, así como Mandela que creyó en una nación unida, en un proceso de perdón y reconstrucción de identidad, debemos creer en un mundo mejor avanzando en un proceso de paz, reconciliación y reconstrucción de identidad de reino.
La primera pelea que debemos ganar es aquella que libramos en contra de nosotros mismos, si queremos un cambio debemos dejar de ser cristianos pasivos y enfrentar con responsabilidad y valentía lo que nos pide JESÚS, dejemos atrás todo aquello que nos estorba o ponemos en el lugar que le corresponde a DIOS y avancemos con decisión. Busquemos con afán el reino de DIOS y su justicia.
“Si deseas ser perfecto, anda, vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después ven y sígueme” Mateo 19:21 NTV.
Escrito por Mr. Cesos para www.conectadosconcristo.com