TEXTO BÍBLICO
Salmos 122 NVI
“122 Yo me alegro cuando me dicen:
«Vamos a la casa del Señor».
2 ¡Jerusalén, ya nuestros pies
se han plantado ante tus portones!
3 ¡Jerusalén, ciudad edificada
para que en ella todos se congreguen![a]
4 A ella suben las tribus,
las tribus del Señor,
para alabar su nombre
conforme a la ordenanza que recibió Israel.
5 Allí están los tribunales de justicia,
los tribunales de la dinastía de David.
6 Pidamos por la paz de Jerusalén:
«Que vivan en paz los que te aman.
7 Que haya paz dentro de tus murallas,
seguridad en tus fortalezas».
8 Y ahora, por mis hermanos y amigos te digo:
«¡Deseo que tengas paz!»
9 Por la casa del Señor nuestro Dios
procuraré tu bienestar.”
REFLEXIÓN
Ya no me conecto en ésta iglesia
Al leer este salmo, no puedo evitar pensar en la primera vez que entré a una iglesia cristiana; mi corazón estaba destrozado y ya no tenía esperanza alguna de sobrevivir. Aquel día, el Pastor habló directo a mi corazón, parecía como si Él, hubiera preparado el servicio pensando en mi situación; y en medio del dolor y la tristeza, hubo luz y un motivo para avanzar.
Desde aquel día (han pasado 13 años), he encontrado al Señor recibiéndome en su casa cada vez que voy; y sí que me he acercado en todos los estados de ánimo existentes y he entendido, que los desiertos son temporales y que a Dios lo encuentras no sólo en las cuatro paredes en donde te congregas, sino en cada una de las personas de las que obtienes un buen consejo o una voz de aliento, cuando tu más lo necesitas.
He visto gente ir y venir, algunos de ellos decepcionados porque el Pastor no los saludó, porque alguna persona hirió su corazón, porque las prédicas les parecen aburridas, la alabanza no los conecta o porque no sintieron apoyo directo del cuerpo pastoral en sus proyectos o ministerios y pues, cada uno tiene derecho a elegir, pero es en el poder del perdón, la humildad, el decir adiós al destructor orgullo, el dejar lejos el afán de protagonismo y el buscar a Dios cuando te acercas a aquel lugar, lo que te ayuda a plantar y a cegar una buena cosecha de amor, tan grande que te alcance para dar a otros que aún deambulan por el mundo sin tener un lugar especial para aprender de Dios.
Mis queridos amigos, la práctica hace al maestro, que mejor lugar que tu iglesia, para entrenarte en ser bondadoso, amoroso, generoso, perdonador, paciente y solidario; jamás vas a encontrar santos y perfectos en su interior, al contario es en donde te vas a tropezar con más personas débiles espiritualmente, con problemas de carácter y pecadores; eres tú, las manos y los pies de Jesús allí, tienes la responsabilidad de cambiar la crítica por oración hacia tus pastores y líderes y marcar la diferencia, al motivar la paz y la reconciliación en el nombre del Señor.
Si tu iglesia, aquella que te dio una mano el día que te sentías derrotado, está en crisis, no puedes darle la espalda y simplemente irte; sino por el contrario, es necesario apoyar la obra del Señor en ese lugar, de la mejor manera que puedas hacerlo.
Alabanza sugerida
Canción: ¿Cómo no voy a creer?
Ver video Aquí: http://bit.ly/1TwXlHj
OREMOS
Bendigo en el nombre de Jesús, mi iglesia, mis pastores y mis líderes espirituales. Gracias Señor, por poner en mi camino personas que edifican mi vida con su testimonio, con sus aciertos y con sus desaciertos. Gracias Padre amado, porque te encuentro en su abrazo de apoyo y su sonrisa motivadora e inspiradora de cosas buenas. Padre perdona mi falta de perdón y disculpa las veces que he atacado tu obra al criticar y murmurar, hoy entiendo que cuando lo hago, estoy haciéndolo contra ti. Te amo y lo sabes. En el nombre de Jesús he orado, amén y amén.