“Tenemos dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado. Si el don de alguien es el de profecía, que lo use en proporción con su fe;  si es el de prestar un servicio, que lo preste; si es el de enseñar, que enseñe; si es el de animar a otros, que los anime; si es el de socorrer a los necesitados, que dé con generosidad; si es el de dirigir, que dirija con esmero; si es el de mostrar compasión, que lo haga con alegría”.

(Romanos 12:6-8 NVI)

 

Hace unos días vimos con Gonzalo la película «X- Men: Apocalipsis» y cuando salimos le decía que sería muy chévere poder tener alguno de esos dones,  ser invencibles,  tener poderes y hacer algo más grande por la humanidad y añadí que personalmente me encantaría tener el don de escuchar,  entender y traspasar pensamientos con nuestra mente,  porque para los que se vieron esta cinta, saben que lograron terminar la batalla gracias a la fuerza mental de ´Jane´; Y a los que no  han visto este nuevo filme del mundo Marvel, siento dañarles el final jajaja;  mientras yo mencionaba estas palabras algo iluminó mi cabeza y era Dios diciéndome lo siguiente:

Soy igual y hasta más poderosa que todos ellos juntos ¿Qué? ¿Cómo puede ser eso posible?  Sí,  Dios me diseñó con dones completamente especiales,  si leemos en su palabra en 1 Corintios 12:1-11 NVI dice que Dios a través del mismo espíritu nos dio dones a cada uno y eso es maravilloso,  pero lo más increíble es que no sólo tenemos cada uno algo especial y único, sino que hay algo en común y es el poder de la mente ¿Por qué?  porque todos sabemos que nuestras batallas empiezan desde nuestros pensamientos, cuando dejamos que nuestro enemigo tome posesión de nuestra cabeza empezamos a desfallecer,  pero si recordamos que Dios nos diseñó con dominio propio y ponemos en práctica las armas que Él mismo nos ha dado como hijos,  veremos que una oración es poderosa,  que leer su Palabra se convierte en nuestra espada,  que ayunar fortalece nuestro carácter,  que velar nos mantiene dispuestos para la batalla y que huir también deja huella.

Somos increíblemente poderosos, creaciones admirables,  con dones insuperables,  e hijos del Dios que ha dado todo por nosotros. La decisión la tomas tú;  de cada uno depende que tan poderoso y listo quieres estar para la batalla.

 Yo hoy me pongo la armadura y ¿tú?

Escrito por Gonzo y Geral para www.conectadosconcristo.com